«Y en mi país, ¿qué pasaba?»

¿Se acuerda cuando estudiaba la Reconquista o el colonialismo? Hoy, con el aumento de alumnos extranjeros en las aulas, estos temas pueden resultar espinosos. Profesores de Historia y de Sociales empiezan a adaptar sus explicaciones a la nueva realidad de las aulas

Diario Sur, A. SALAZAR / M.C. JAIME, 15-11-2008

Por los viejos muros del Instituto Vicente Espinel, más conocido como Gaona, han pasado muchos personajes insignes. De sus aulas han salido grandes artistas, políticos y escritores como Denis Belgrano, Blas Infante, Severo Ochoa, Pablo Picasso o Emilio Prados. Pero nunca en sus más de 150 años de historia albergó tanta diversidad cultural como ahora. Sólo hace falta pasearse por el instituto durante el cambio de clase para darse cuenta de la heterogénea procedencia de los estudiantes: Marruecos, Rumanía, Argentina, Colombia, Ucrania, Ghana, Rusia y un largo etcétera de nacionalidades.

En Málaga hay más de 27.000 alumnos extranjeros repartidos en los centros de enseñanzas no universitarias de la provincia. Lejos de ver este amalgama como un inconveniente, alumnos y profesores tratan de convertir esta realidad en una oportunidad para enriquecer las clases. En Secundaria y Bachillerato, Sociales, Historia Contemporánea de España e Historia de España son las asignaturas que más se prestan para dar a conocer la realidad de otros países. Acostumbrados a explicar la historia desde un punto de vista español y europeo, los profesores han aprendido ahora a dar sus lecciones atendiendo a la diversidad. Los estudiantes son los primeros que preguntan: «¿Y qué pasaba entonces en mi país?»

Sin herir sensibilidades

Rafael Maldonado es el profesor de Historia del Gaona y explica que las clases ya no tienen nada que ver con las que se daban hace diez años. «Ahora el profesor tiene que ser más cauto, porque puede herir sensibilidades», indica. Efectivamente, explicar la Reconquista puede generar debate cuando en el aula hay alumnos magrebíes. Lo mismo pasa con los estudiantes latinoamericanos cuando se habla sobre el descubrimiento de América. «Descubrimiento, ¿de qué?», preguntan a Rafael muchos de sus estudiantes, «América ya existía antes y había muchas culturas avanzadas; será que se pusieron en contacto con los europeos».

Entramos con Rafael a la clase de segundo de ESO. Esta semana estudian el Islam. ¿Quién mejor para explicarlo que un alumno musulmán? En el aula, Mohamed Aouchir, de Marruecos, y Monir Riad, malagueño de padres marroquíes, cuentan que en alguna ocasión han tenido que corregir al maestro sobre las costumbres musulmanas. «El profe pensaba que la peregrinación a La Meca es obligatoria y sólo lo es para los musulmanes que tienen mucho dinero», indica Mohamed. Los alumnos marroquíes también han explicado a sus compañeros en qué consiste el Ramadán. «No podemos comer ni beber hasta la puesta de sol; ni siquiera aunque tengamos gimnasia ese día», dice Monir. «Lo peor es cuando ves a los compañeros comiendo un bocata gigante en el recreo», bromea.

Rafael Maldonado explica que en algunos cursos del Gaona el porcentaje de alumnos inmigrantes es del 70%, una mezcolanza mayor incluso de lo que es habitual en otros centros. A las culturas diferentes se une la diversidad de clases sociales y la rebeldía propia de la edad, que a veces complican la convivencia. Rafael piensa que la educación es el primer paso, tras el idioma, para que los jóvenes inmigrantes no se sientan desarraigados. «En clase de Sociales les examino de las provincias españolas y un día uno de los estudiantes brasileños me dijo que para qué le servía a él eso si no era de aquí; le dije que creo que es muy importante que conozcan dónde viven para no sentirse excluidos», afirma.

Despertar el interés

Los profesores modifican la forma de dar las clases no sólo para no herir sensibilidades, sino también para captar la atención de sus estudiantes. Ángela Vázquez, profesora de Historia y jefa de estudios adjunta del IES Costa del Sol de Torremolinos, explica que es mucho más fácil que los alumnos atiendan si en el temario se incluyen pinceladas de sus países de origen. Algo que, por otro lado, enriquece a toda la clase. «El otro día discutíamos sobre por qué todos los mapas están hechos con Europa en el centro, América a la izquierda y Asia y Oceanía a la derecha; la Historia se cuenta fundamentalmente desde un punto de vista eurocentrista, y los chicos tienen que saberlo para que ellos mismos busquen más allá de lo que se les da en los libros», dice Ángela.

En su clase de cuarto de ESO estudian ahora el colonialismo, un tema que también levanta ampollas entre sus alumnos latinoamericanos. «Intento que vean el tema sin rencor y sin juicios de valor, buscado los puntos de unión y escuchando todas las opiniones», indica.

Para el IES Costa del Sol y su vecino, el IES Los Manantiales, la multiculturalidad no es algo nuevo. En sus aulas siempre ha habido alumnos de todos los países. Lo único distinto es que antes tenían extranjeros por el turismo residencial y ahora vienen más inmigrantes en busca de trabajo.

Mejor, en equipo

En segundo de ESO, los estudiantes de Ángela aprenden los países simulando un parlamento mundial. Cada alumno representa frente a sus compañeros a uno o varios países. Los extranjeros eligen el suyo propio y exponen sus costumbres, religión, idioma, moneda », indica esta profesora.

Esta técnica de los trabajos en grupo es también la favorita de Juan Enrique Nieves, del IES Los Boliches de Fuengirola. Para buscar nuevos puntos de vista, sus alumnos realizan trabajos por grupos y debates para comparar diferentes sociedades que convivieron juntas históricamente. Estas discusiones, como el propio tutor reconoce «ayudan a formar personas más tolerantes».

En el IES Los Manantiales, Luis Alberto Pérez da buena cuenta de cómo han cambiado las clases. Después de dos décadas como profesor, asegura que en las nuevas aulas internacionales hay que hacer ver a los estudiantes que en la Historia no hay buenos ni malos. Lo importante, es aprender del pasado y crecer en la tolerancia. Una asignatura que les guiará durante toda su vida.

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