Hay películas que no cuentan ninguna historia. En ‘Andalucía’, el segundo largometraje del director y guionista francés Alain Gomis, no hay una trama. «Nos limitamos a seguir al protagonista. Es un viaje interior, un deambular por el alma de un hombre que busca ser el mismo, ser libre».

El joven cineasta ha visitado Bilbao esta semana. Su cinta, que se estrenó ayer comercialmente, cerró también la II Semana de Cine e Inmigración. «Aunque ‘Andalucía’ no es una película sobre integración», apunta.

En ella se abordan los problemas de identidad de las personas que pertenecen a la segunda generación de una familia inmigrante. «Esas personas no se tienen que adecuar a nada. Han nacido en el país, son como cualquier otro ciudadano, han ido a los mismos colegios, pero se les supone diferentes porque la gente entiende que llevan a cuestas una herencia cultural y étnica diferente». Él conoce bien lo que es sentirse un extraño en su propia casa. Su padre es senegalés, su madre francesa y «todavía recuerdo lo difícil que le resultaba, incluso a ella, acostumbrarse a los cambios sociales. Sus hijos somos negros y aun así era duro, las cosas cambian demasiado rápido».

En ‘Andalucía’, el protagonista es Yacine, un chico parisino de familia argelina. «Simboliza a cualquier hombre, su búsqueda de la propia identidad no es diferente a la de cualquier otro», señala Gomis. «Lo más llamativo es que los hijos de la inmigración no se sienten diferentes hasta que con 10 o 12 años se dan cuenta de que ellos no salen en la televisión. Que no existen en la representación oficial de lo que es el país».

Al final de su viaje, Yacine «hallará la libertad, encuentra Andalucía. Ya sé que en la vida real esa tierra no es el paraíso, pero para muchos inmigrantes su nombre evoca ese sentimiento. A los españoles les pasa con Brasil o con Cuba, suenan como lugares increíbles, luego vas allí y …».