2 latinos en asesinato a inmigrante

El Universo, Ricardo Vasconcellos R., 13-11-2008

| NUEVA YORK, EE.UU.

La participación de gente ligada a la comunidad latina eleva el rechazo a este crimen en NY.

Dos jóvenes de ascendencia hispana integraban la pandilla que la madrugada del domingo último asesinó al inmigrante ecuatoriano Marcelo Lucero, de 37 años de edad, en las inmediaciones de la estación del tren en la ciudad de Patchogue, en el condado de Suffolk, Long Island.

Uno de ellos, José Pacheco, de quien se dice es hijo de una pareja de centroamericanos, y Anthony Hartford, cuya abuela materna es hispana, afrontan hoy cargos de homicidio agravado por el odio racial.

La participación de gente ligada a la comunidad latinoamericana ha elevado el sentimiento de rechazo a la conducta violenta de raíz antiinmigrante en Suffolk.

Patricio Troya Suárez, cónsul general en Connecticut, rechazó “el cobarde y brutal ataque cometido por un grupo de adolescentes del condado de Suffolk contra un inmigrante hispano en el estado de Nueva York. Esta muerte nos es particularmente dolorosa por tratarse de un compatriota y por los motivos absurdos que impulsaron a los atacantes que lo asesinaron”.

El funcionario agregó que es “especialmente indignante conocer que uno de los asesinos es de origen hispano. Repugna comprobar que la falta de entereza, de valor y de principios lleve a un individuo de nuestra propia comunidad a atacar a uno de los suyos”.

Fernando Mateo, de nacionalidad dominicana y presidente de la organización Latinos a través de América, expuso que la participación de hispanos en crímenes de odio contra otros hispanos “es una aberración y una vergüenza para nuestra comunidad”.

Mateo dijo que su entidad ha contratado a la firma de abogados Fraga – Savino para demandar a los padres de los miembros de la pandilla implicada en la muerte de Lucero. La demanda tiende a obtener una compensación económica para la familia de la víctima, privada hoy de la principal fuente de sustento.

“Los padres que le enseñan a sus hijos a odiar son tan responsables como sus hijos de los crímenes que cometen”, agregó el dirigente.

Para Diego A. Machuca, presidente de la Cámara Mundial del Inmigrante, “es muy poco común ver crímenes de odio, de italianos a italianos o judíos a judíos”. Estas y otras comunidades antiguas de migrantes en los Estados Unidos llevan sus costumbres y tradiciones muy arraigadas por siempre de generación a generación.

“Tomemos este gran ejemplo e inyectemos a nuestros hijos y nietos el respeto y amor a nuestro origen y, cuando sea oportuno, nuestros gobiernos deben  incentivar este reconocimiento a lo nuestro, a través de programas educacionales como intercambios estudiantiles así como campamentos de verano en donde a estos niños o jóvenes que nacieron o residen desde temprana edad en el exterior aprendan a amar su patria o la de sus padres”, indicó.

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