Cansados de balas y navajas

ABC, 12-11-2008

POR ANDRÉS ORGAZ

BUJALANCE. Con una bala alojada en su cráneo, continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba J.R. de 51 años, tras la reyerta entre gitanos y payos que se produjo en Bujalance en la tarde del pasado domingo. Algo que parece haberse convertido en algo habitual en los últimos meses. En este caso, los disparos se produjeron tras una discusión entre mujeres, familiares de los dos individuos implicados. Tras una reyerta multitudinaria entre ambas familias en la barrida de Santiago, el presunto agresor propinó dos disparos en la cabeza de J.R., de etnia gitana, familiar de uno de los clanes populares en el barrio.

Desde la tarde del domingo, la Guardia Civil y la Policía Local han puesto en marcha un operativo de emergencia para capturar al presunto autor de los disparos. Según ha podido saber ABC, sobre el presunto agresor pesa una orden de busca y captura, tras saltarse el permiso de cinco días otorgado por el penitenciario de Córdoba, durante el cumplimiento de sus cuatro años de condena por multitud de delitos contra el patrimonio y alteración del orden público. La Guardia Civil sospecha que el presunto autor del disparo ha huido junto a otros miembros que participaron en la reyerta.

El del pasado domingo no es el único tiroteo ni enfrentamiento entre familias de payos y gitanos en esta barriada. En diciembre de 2007 se produjo un tiroteo, que casi acaba con la vida de L.L.G., bujalanceño de 42 años, que se resolvió con la detención de tres personas.

La preocupación entre los ciudadanos de Bujalance no es nueva debido a la asididuidad de estos desafortunados sucesos que generan una situación de alerta constante. Los últimos años así lo confirman. En junio de 2005, un hostelero exigió a la Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento «más seguridad», tras ser víctima de un intento de incendio de su terraza de verano. En octubre de ese mismo año, Bernardo O.R. de 27 años, sufrió una brutal paliza en un altercado con miembros de etnia gitana, que provocó la celebración de varias concentraciones vecinales de denuncia.

En octubre de 2006, J.G.L. denunció la tala indiscriminada de olivos en su finca La Cañada de Santiago.

En abril de 2007, Francisco S.M. bujalanceño de 30 años, permaneció varias semanas enclaustrado en cama tras recibir una agresión de manos de varios jóvenes del municipio, mientras que en el mes de octubre se perpetro el robo en la joyería La Milagrosa, situada en la calle Eduardo Sotomayor, por valor de 83.000 euros, recuperados más tarde en Málaga.

En diciembre del mismo año, se produjo un tiroteo, que casi acaba con la vida de L.L.G. bujalanceño de 42 años tras una nueva pelea. Y este año, las circunstancias se repiten. En abril, un nuevo enfrentamiento vecinal, como el caso del pasado domingo, entre payos y gitanos implicó a siete jóvenes menores de edad entre 16 y 17 años, uno de ellos, perteneciente a uno de los clanes más conflictivos. Los padres llegaron a solicitar protección a la Subdelegación del Gobierno en Córdoba.

Y con cada conflicto, Bujalance se echa a la calle, a protestar, a reivindicar el cese de la violencia y la eliminación de conatos racistas.

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