Un grupo de alrededor de 200 subsaharianos intentó ayer acceder a Melilla sobre las 05:30 horas de a mañana a través del paso fronterizo de Beni Enzar, el más importante que hay entre la ciudad y la provincia marroquí de Nador. Era la séptima intentona en quince días.

El elevado número de inmigrantes y la forma de actuar de algunos, con palos, ladrillos y piedras, obligaron a las Fuerzas de Seguridad del Estado a utilizar medios antidisturbios, gases lacrimógenos y pelotas de goma para abortar la entrada.
El delegado del Gobierno, Gregorio Escobar, informó de que la actuación de la Policía Nacional y de la Guardia Civil impidió la entrada de los inmigrantes. Algunos, además, fueron detenidos en suelo marroquí por agentes policiales de ese país.
No obstante, hubo un segundo intento protagonizado poco después por unos 60 subsaharianos, que trataron de acceder «a la desesperada», es decir, con violencia. A partir de ese momento, se produjeron los choques más violentos. El enfrentamiento se saldó con dos guardias civiles contusionados y siete policías afectados por los gases lacrimógenos.
El tráfico rodado y peatonal desde Nador a Melilla por el paso de Beni Enzar se restableció en torno a las 6,55 horas y 35 minutos más tarde todo funcionaba como de costumbre. El delegado del Gobierno resaltó la actuación de los guardias civiles y policías porque gracias a su «rápida» intervención y «absoluta» coordinación impidieron la entrada de los subsaharianos. Asimismo, Escobar destacó la colaboración de las fuerzas de seguridad marroquíes con las españolas.
Desde que la valla cediera por el efecto de las lluvias torrenciales del 26 de octubre se ha reforzado la vigilancia del perímetro fronterizo con 36 guardias civiles adicionales. En Beni Enzar se ha establecido una unidad de intervención permanente. Pero pese a todo, los subsaharianos han protagonizado ya siete intentos de entrar en Melilla.
El primero se produjo el 27 de octubre, a la mañana siguiente de los fuertes aguaceros que azotaron a la ciudad norteafricana, y en los días sucesivos hubo intentos de asalto esporádicos, pero el de este lunes fue el más numeroso, y también el más violento.
El vallado ya está restaurado, puesto que las obras para arreglarlo se ejecutaron con urgencia, aunque habrá que esperar unas tres semanas para que esté en pleno rendimiento. COLPISA