Nueve policías resultaron heridos en una avalancha de subsaharianos que intentaban cruzar la frontera

En torno a unos 200 subsaharianos intentaron acceder a Melilla sobre las 5.30 horas de ayer a través del paso fronterizo de Beni Enzar, el más importante de los existentes entre la ciudad y la provincia marroquí de Nador.

El elevado número de inmigrantes y la forma de actuar de algunos, con palos, ladrillos y piedras, obligaron a las fuerzas de seguridad del Estado a utilizar con contundencia medios antidisturbios, como gases lacrimógenos y pelotas de goma, para abortar la entrada.

El delegado del Gobierno, Gregorio Escobar, informó de que la actuación del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil impidió la entrada de los inmigrantes irregulares. Algunos, además, fueron detenidos en suelo marroquí por agentes policiales de ese país.

No obstante, hubo un segundo intento protagonizado poco después por unos 60 subsaharianos, que trataron de acceder «a la desesperada», es decir, con violencia. A partir de ese momento se produjeron los choques más violentos. El enfrentamiento se saldó con dos guardias civiles contusionados y siete policías afectados por los gases lacrimógenos, pero ninguno fue dado de baja.

Desde que la valla cedió por el efecto de las lluvias torrenciales del 26 de octubre se ha reforzado la vigilancia del perímetro fronterizo con 36 guardias civiles adicionales. Pero pese a todo, los subsaharianos han protagonizado ya siete intentos para entrar en Melilla.

El primero ocurrió el 27 de octubre, a la mañana siguiente de los fuertes aguaceros que azotaron a la ciudad norteafricana, y en los días sucesivos hubo intentos de asalto esporádicos, pero el de ayer fue en el más personas intervinieron y también el más violento.