En los últimos cuatro años se ha duplicado la llegada de inmigrantes a Eibar, lo que ha elevado al 5,5% la tasa de población foránea. Son casi 1.500 los extranjeros, en su mayoría latinoamericanos y magrebíes, que han establecido su residencia en la localidad armera y, aunque sigue siendo una tasa muy baja respecto al 11% de algunos puntos del Estado, aquí también nos hemos tenido que ir adecuando a las necesidades que su presencia cada vez más activa entre nosotros van requiriendo.Desde que en el 2004 el departamento de Servicios del Ayuntamiento de Eibar integró en su seno el área de Inmigración, el donostiarra Julen Aranguren se había hecho cargo de dirigirlo con muy buenos resultados, pero tras su marcha hace ya casi un año, su puesto había quedado vacante. Hace apenas una semana, el joven eibarrés, de 29 años, Gorka Errasti se estrenó como nuevo técnico de Inmigración.

- Acaba de aterrizar en este nuevo puesto. ¿Cómo ha sido la maniobra de aproximación?

- El comienzo tiene buena pinta. Sólo llevo unos días, pero me gusta. Sabía un poquito sobre el tema, porque he estado seis años trabajando en la oficina administrativa, pero el último año lo que he pasado estudiando para sacar la plaza. Estudié empresariales, que no tiene nada que ver con esto, pero me he reciclado en algo que me atrae mucho y en ese aspecto estoy contento.

- Suplir la ausencia de Julen Aranguren debe ser toda una responsabilidad.

- Afortunadamente tengo línea directa con él, que está como técnico de Inmigración en el Ayuntamiento de Zarautz y tanto él, como la responsable de la Cruz Roja en Ermua me están ayudando mucho. Me ha dejado el listón muy alto. Es un gran trabajador, una persona muy inteligente, un gran profesional, al que creo que puedo considerar también un amigo. Entre los técnicos de inmigración de la zona es una figura muy importante y ha dado mucho el cayo. Se moja mucho en lo que hace.

- Su llegada coincide con una situación de crisis que les afecta de forma especial.

- Me ha tocado empezar en una situación complicada, porque la crisis se está notando. Desde la Cruz Roja, la orientadora de la Escuela Armería, todos me dicen que es un momento muy difícil, pero hacemos lo que podemos. Se está notando especialmente a la hora de renovar sus tarjetas de trabajo. Antes no se pedían tantos requisitos, pero ahora rizan el rizo y están siendo más duros que antes

- ¿Qué medidas se pueden tomar desde el Ayuntamiento para paliar su situación?

- Sobre todo tratamos de potenciar su reciclaje por medio de cursillos que están unidos al sector industrial, como el manejo del torno, la fresadora. Hay muchas inmigrantes que están en el servicio doméstico y tratamos de que puedan abarcar más sectores, de ampliar su currículum, y la verdad es que poco a poco se van a integrando en el mundo industrial, aunque cuesta. Julen Aranguren me incidió mucho en que tratemos de potenciar su integración laboral, especialmente en el sector industrial, que es tan importante en Euskadi

- La concienciación ciudadana respecto a que todos debemos ayudar a una mejor integración va a ser el principal objetivo de este departamento. ¿Tan mal estamos los eibarreses en ese sentido?

- No, pero por la experiencia que he podido vivir desde que trabajo en el Ayuntamiento es que los de aquí tenemos la impresión de que todas las ayudas sociales se las damos a los de fuera. Es una cantinela que está muy metida y que quizás tendríamos que hacer una campaña de sensibilización en ese aspecto, con el fin de explicar porqué hay un poco más de gente inmigrante que utiliza los Servicios Sociales. Tampoco es tanta la diferencia a la hora de conceder ayudas entre los autóctonos y los inmigrantes y por eso me molesta que se piense que sólo les ayudamos a ellos. La gente no se pregunta porqué acuden más a nuestros servicios. No se paran a pensar en que pueden tener trabajos de segunda clase, que no queremos los de aquí, con una nómina muy pequeña que tienen que completar con alguna clase de ayuda. Son cosas que deben saber.

- Pero ese esfuerzo de integración también debe llegar por parte de ellos.

- Está claro que es un esfuerzo a realizar por parte de todos, algo bidireccional, que enriquece tanto nuestra cultura como la de ellos.