integración política
ABC, 10-11-2008EL triunfo de Obama ha sido celebrado por todos. Se dirá que es natural alinearse siempre con el que gana, máxime si éste va a administrar un gran poder, pero no es el caso, ni lo es siempre. Nadie quiere cuestionar la victoria de Obama porque nadie quiere situarse al margen de la esperanza, y eso, esperanza y cambio, son los talismanes que acompañan su triunfo. De las elecciones americanas y de Obama se ha escrito mucho pero quiero insistir en el detalle de que por primera vez un hombre negro ha alcanzado la presidencia de la mayor potencia del mundo. Una nación, EE.UU., que hace tan solo 40 años era segregacionista y discriminatoria jurídicamente lo que equivale a la solemnización del racismo. Porque una cosa es que en EE.UU. existiera mucha población negra y otra distinta es que esta realidad estuviera asumida e integrada.
Y este hecho abre un nuevo panorama en la integración política de las razas y culturas marginales. En España nos reconocemos como no racistas y nuestra legislación no tiene importantes antecedentes de discriminación racial. La inmigración recibida en esta última década, sin embargo, ha planteado la cuestión de la integración y de la convivencia interracial, pero ¿podemos ver normal, entre nosotros, un alcalde o un diputado latinos?, ¿o simplemente, un presidente o presidenta de AMPA, dado el número de escolares procedentes de la inmigración? La verdadera integración se dará en un marco nuevo, el de una sociedad multicultural, y cuando el acceso a la responsabilidad pública y la inserción en la gestión de los asuntos públicos sea una posibilidad.
(Puede haber caducado)