Termina la guerra civil americana
ABC, , 06-11-2008Hace 147 años Barack Obama podía haber sido subastado como esclavo en la supuesta tierra de promisión que era América para los perseguidos por el integrismo religioso en Europa y para emigrantes económicos y refugiados políticos. Hace 47 años, el mismo día que nació, en algunos estados de la unión que se forjó con una atroz guerra civil precisamente a causa de la esclavitud, los padres de Obama no hubieran podido casarse.
Hace 47 años, el cartero negro Lucius Holloway fue despedido de la estafeta de Georgia en la que trabajaba por haberse dedicado a registrar negros para que pudieran votar: «Gracias a Dios, he vivido para ver el fruto de mi labor», confesó ayer al «New York Times», el mismo diario que titulaba a seis columnas bajo un simple OBAMA en mayúsculas «La barrera racial se derrumba con una victoria decisiva». En el mismo periódico, Thomas L. Friedman, columnista estrella, escribía que «en la noche del 4 de noviembre de 2008, a las 11 de la noche , la guerra civil americana terminó cuando un hombre negro, Barack Hussein Obama, obtenía suficientes votos electorales para convertirse en presidente de EE.UU.
Desigualdades sociales
En su elegante admisión de la derrota, McCain reconoció el carácter histórico de la elección de Obama y su especial significado para los afroamericanos: «Ambos comprendemos que hemos recorrido un largo camino desde las injusticias que en el pasado mancharon la reputación de nuestro país».
Cuarenta años después de que le fuera reconocido a los negros el derecho a votar en estados del sur, la discriminación racial es tanto ilegal como políticamente incorrecta. La media de ingresos de las familias negras ha aumentado de 22.330 dólares al año a los 32.100 en 2006, y la esperanza de vida de los afro – americanos ha pasado de los 34 años en 1900 a los 73 de nuestros días. Sin embargo, como reflejaba recientemente «The Economist», la diferencia entre lo que ganan y qué educación reciben blancos y negros, que se había ido reduciendo entre los años cuarenta y ochenta del siglo pasado, se ha congelado: la media de ingresos de los negros representa un 63 por ciento de la de los blancos, y los resultados académicos de muchachos negros de 17 años no es mejor que la de un niño blanco de 13, a lo que el semanario británico agrega un comentario sociológico revelador: los negros con mejores notas tienen menos amigos negros que sus colegas más mediocres.
«Es decir, ser un estudiante aplicado es un estigma para muchos alumnos negros. Sería difícil imaginar una pauta cultural más desalentadora». Algo que sin duda puede ayudar a romper la llegada de Obama a la Casa Blanca, como comentaba en el parque Grant Trevor Cardinal, un jubilado agente publicitario nacido en Trinidad y Tobago: «Será un gran ejemplo y un estímulo para los jóvenes. Pero esta elección es para nuestros hijos y nuestros nietos». El análisis del voto demuestra que Obama arrasó entre los jóvenes y primeros votantes de todos los sectores, y que muchos padres blancos se dejaron arrastrar por el entusiasmo de sus hijos.
Los últimos años han sido especialmente gravosos para la minoría negra (poco más del 12 por ciento de la población), ya que la proporción de negros en la fuerza laboral se redujo desde el 74 por ciento en 1972 al 67 por ciento en 2007. A eso hay que añadir la desestructuración de las familias negras como otro factor de empobrecimiento y bloqueo social: la proporción de niños negros nacidos fuera del matrimonio se ha doblado desde los años setenta y representa el 69 por ciento de los nacimientos, y el 70 por ciento de las mujeres que dan a luz a esos bebés están completamente solas, no cohabitan con nadie.
Si descendemos a los bajos fondos, el porcentaje de asesinatos en los que se vieron involucrados negros en 2005 era siete veces más elevado que el de los latinos y blancos combinados. Obama rompe un tabú al llegar a la Casa Blanca, pero la tarea por delante es hercúlea, y la situación de los negros otro desafío que sumar.
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