El Gobierno decidió ayer “inadmitir a trámite” la petición de asilo político solicitada por Omar Bin Laden, hijo del líder de la red terrorista Al Qaeda, al considerar que su vida no corre peligro en Egipto, país donde vivía junto a su esposa.

Tanto la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) del Ministerio del Interior como el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) descartan que el caso Bin Laden, de 28 años y nacionalidad saudí, sea susceptible de recibir algún estatuto de protección internacional.

Riesgo de expulsión inminente

El abogado del joven tiene ahora 24 horas para pedir al Ministerio del Interior que vuelva a examinar su petición. La OAR, que deberá de nuevo recabar de informes de ACNUR, tiene otras 48 horas para volver a oponerse a la petición.

Si el Alto Comisionado no cambia de opinión, cosa harto improbable, según fuentes del organismo, Bin Laden sería expulsado a partir de este sábado con destino a Egipto, país de procedencia.

Si el primer informe de ACNUR hubiera sido positivo a pesar de la negativa de Interior de admitir a trámite su petición, la defensa del peticionario podría haber presentado un recurso al juzgado central de lo contencioso, que habría forzado su entrada provisional a España a la espera que se resolviera su petición de asilo, un trámite que demora entre seis meses y dos años.

Omar, uno de los 19 hijos de Osama Bin Laden, solicitó asilo político el pasado lunes después de que el avión que lo llevaba de Egipto a Marruecos hiciese una escala en el aeropuerto de Barajas.

Conocido por sus convicciones pacifistas y por el rechazo a la violencia que preconiza su padre, manifestó que teme por su vida y no se siente seguro en El Cairo, ciudad donde vivía junto a su mujer, la ciudadana británica Zaina Alsabah, de 52 años.

Bin Laden ya había pedido un permiso de residencia en Inglaterra que le fue denegado el pasado abril por temor a los problemas que pudiera generar su estancia en las islas.