EL PODER NEGRO
CAMINO HACIA EL DERECHO AL VOTO
El Mundo, , 06-11-2008Los disturbios callejeros para luchar por el fin de la segregación desembocaron en una victoria moral de Martin Luther King Como cada tarde al terminar su trabajo de costurera en el centro comercial de Montgomery (Alabama) el 1 de diciembre de 1955 Rosa Parks, de 42 años, cogió el autobús para volver a casa. Agotada, se sentó en el primer asiento que vio libre, sin respetar las leyes segregacionistas en vigor: los negros al final, entrando por la puerta trasera después de pagar al conductor, nunca al lado ni siquiera enfrente de los blancos.
Cuando el conductor le ordenó que se bajara y se fuera hacia atrás, Parks no se inmutó. Fue detenida, juzgada y condenada, pero con su resistencia tranquila desencadenó un movimiento que desembocó en dos modestas reformas de los derechos civiles, en 1957 y 1960; un proyecto mucho más ambicioso de John Kennedy que naufragó en el Congreso; la monumental Ley de Derechos Civiles de 1964 y la decisiva ley de Derechos Electorales de Lyndon B.Johnson de 1965, una verdadera revolución en la historia de los Estados Unidos.
Fue un camino sangriento. Kennedy primero y Johnson después tuvieron que recurrir a la fuerza para proteger a los negros de la violencia blanca. Y también para impedir que, desesperados y cansados de tantos decenios de humillación, estos tomaran la justicia por su mano, como hicieron en Birmingham (Alabama) el 10 de diciembre de 1962; en Harlem y Brooklyn el 18 de julio de 1964 o durante los disturbios de Watts, en Los Angeles, en agosto de 1965, en los que murieron 34 personas, resultaron heridas 856, se destruyeron propiedades por valor de 200 millones de dólares y se necesitaron 15.000 Guardias Nacionales durante seis días y seis noches para restablecer el orden.
Grupos marginales como los Panteras Negras, inspirados en Malcolm X, decidieron en 1966, tras el asesinato de su inspirador, pasar a la acción terrorista en defensa de los mismos derechos que, con la ley en la mano y por medios pacíficos, defendían King y sus seguidores.
Tras el juicio de Parks, que duró apenas 30 minutos, Martin Luther King, recién llegado como pastor baptista a la iglesia de la avenida Dexter de Montgomery, fue nombrado presidente de la asociación local para la mejora de los derechos civiles. La misma tarde del juicio, una multitud se congregó en la iglesia de la calle Holt para escucharle, con su inconfundible voz sonora, exclamar: «Llega un momento en que la gente no aguanta más».
Al día siguiente de la detención de Parks, ningún negro se subió a un autobús en Montgomery. Un año más tarde, la segregación en los autobuses de la ciudad era abolida. Sin pretenderlo y arrastrado por la marea, King se había convertido en la cabeza visible de un movimiento imparable que puso fin definitivamente a la segregación racial estadounidense. El reverendo liberó al país para proclamarse faro del mundo libre en plena Guerra Fría y acabó con un sistema que poco o nada tenía que envidiar hasta entonces al tan aborrecido apartheid sudafricano. ¿Con qué credibilidad podían los EEUU dirigir la ofensiva contra el Telón de Acero mientras tenían fracturado y polarizado a su propio pueblo por un Telón de Algodón y de Racismo?
El caso de Parks no fue una excepción sino la regla. Antes que a ella, Ruby Bridges, una niña de seis años, fue manteada y escupida por una muchedumbre en Nueva Orleans por querer ir a una escuela de blancos. Emmett Till, de 14 años, fue perseguido y asesinado en Misisipí porque, supuestamente, dirigió la palabra a una mujer blanca en plena calle.
Hasta entonces a los negros, incluso a los de mejor formación y fortuna, se les negaba el acceso a restaurantes, moteles y lavabos públicos, tenían muy limitada la posibilidad de adquirir o alquilar vivienda fuera de sus barrios y, en muchos pueblos del Sur, tenían que apartarse de la acera si coincidían con un blanco.
Con la Conferencia del Liderazgo Cristiano del Sur a partir de 1957, la gran Marcha a Washington de 1963, el Nobel de la Paz de 1964 y su asesinato en 1968, año electoral, King acabó con todo aquello. «Su victoria fue tan completa que, aunque muchos tienen todavía experiencia directa de aquella realidad, parece historia antigua», escribía Jack E. White en el especial del semanario TIME sobre «los cien líderes y revolucionarios» más importantes del siglo XX el 13 de abril de 1998.
A los pocos meses de entrar en vigor las reformas del 64 – 65, sólo en Misisipí, con un 36% de negros y sólo un 6% de ellos registrado en los padrones, lo que prácticamente dejaba a casi todos sin derecho a votar, aumentó la inscripción de negros un 120%. A comienzos de los años 70 ya igualaban a los blancos y desde entonces, en ese y en otros estados del Sur, el voto negro se convirtió en un factor decisivo para ganar elecciones.
Pies de fotos tituladas
ENTIERRO. Los familiares de cuatro niñas asesinadas en 1963 con una bomba en una iglesia baptista de Birmingham durante el entierro conjunto. / CORDON PRESS
PROTESTA. Tommie Smith y John Carlos, con los puños negros en alto por las víctimas del racismo durante los Juegos Olímpicos de México en 1968. / CORBIS
EL MAS GRANDE. Cassius Clay tumba a Sonny Liston y se convierte en campeón del mundo en 1965, antes de llamarse Muhammad Ali y de perder el título por oponerse a la Guerra de Vietnam. / AP
‘CIVIL RIGHTS ACT’. El presidente Lyndon B. Johnson y Martin Luther King estrechan sus manos en julio de 1964 tras la firma del Acta de los Derechos Civiles, que reconocía por primera vez los derechos de los negros. / CORDON PRESS
EL FINAL DE UN SUEÑO. Un grupo de personas señala hacia el asesino de Martin Luther King, quien yace en el suelo, en el balcón de un motel de Memphis el 4 de abril de 1968. / JOSEPH LOUW/TIME PIX
DISTURBIOS. Un perro policía ataca a un ciudadano negro durante los disturbios callejeros de Birmingham (Alabama), producidos contra los movimientos racistas el 10 de diciembre de 1962. / AP
MALCOLM X. El portavoz de la Nación Musulmana (NOI), Malcolm X, muestra la fotografía de tres hombres asesinados frente a una mezquita de la NOI en Los Angeles el 14 de mayo de 1963 tras un altercado con la policía. / CORDON PRESS
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