Para conocer en persona lo que supone el Tercer Mundo basta con darse una vuelta por las oficinas del DNI y de extranjeros de Bilbao. No me refiero a la gente que allí espera solucionar su situación legal, en su condición de inmigrante, me refiero a la prestación del servicio que ofrece el Ministerio de Interior a través de esta indigna, intolerable y repugnante ecuación de instalaciones y (mal)trato. Reto al subdelegado a que tenga el valor de pasar un día en esa cola, a que se informe de cuánta gente está en la calle, bajo el frío y la lluvia, a las 4 de la mañana, y a qué hora, y de qué manera, es atendida (si es que eso ocurre el mismo día). Y no deje de prestar atención al trato de favor que se puede apreciar en muchos casos a los españoles. Si algo así nos lo ponen en un reportaje sobre países subdesarrollados no nos extrañaría y hasta nos indignaría, pero no hace falta, porque lo tenemos a diario en pleno centro de Bilbao.

Zapatero está peleando por lograr estar presente en la cumbre económica, pero creo que su subdelegado no debería dejar de apuntarse a algún curso de trato al público en Botswana, o en el altiplano peruano, porque tiene muchísimo que aprender de ellos. Qué vergüenza y qué asco.