Julia Onslow-Cole, que ha asesorado al gobierno británico en materia de inmigración, asegura que la crisis económica tendrá su reflejo en las políticas migratorias. Se está viendo ya con las medidas restrictivas de la UE – y también de España- pero sobre todo se percibirá en los intentos de mayor selección, hasta el punto de avanzar hacia un sistema de puntos, inspirado en el modelo canadiense que hasta ahora se veía como lejano y retrógrado. “En el Reino Unido – dijo en Barcelona esta experta, socia de Price waterhouse Coopers- se ha asumido de forma pública que no se desea que entre más población extranjera con un bajo nivel de formación”. En Catalunya se acaba de celebrar un foro sobre la gestión de la diversidad en Canadá y Quebec en el que hablar de una política de flujos que tenga en cuenta la titulación académica, el conocimiento de la lengua y la edad ha dejado de ser tabú. El secretario para la Inmigración de la Generalitat, Oriol Amorós, propuso incorporar algunas ideas de este modelo. La primera, el hecho de asumir que la inmigración es un hecho estructural, y no coyuntural. Eso significa reconocer que seguirán llegando inmigrantes porque la economía los necesita y las nuevas generaciones que llegan a la edad de trabajar son inferiores al número de jubilados. Pero Amorós fue más lejos al pedir que se prevea la reagrupación familiar desde un principio y abogar por un equilibrio entre la diversidad cultural y la necesidad de cohesión social que incluye el aprendizaje de la lengua propia de acogida, el catalán.

La imagen que tenemos de la llegada masiva de inmigrantes en los últimos diez años (más de cuatro millones en España y uno en Catalunya) es la de las pateras. Pero no se ajusta a la realidad. La gran mayoría ha llegado en avión o autocar. En el futuro habrá una inmigración más controlada y seleccionada, lo que significa en la práctica un mayor desgarro para los países en desarrollo que pierden a sus mejores empleados. Pero la propia Julia Onslow-Cole añadía otro dato: “La crisis creará más economía sumergida, no solo en España, y eso seguirá facilitando la llegada de sin papeles”. Las pateras continuarán también pese a la crisis.