Rocío Ruiz

madrid – La crisis castiga con dureza a los rumanos, el mayor colectivo de extranjeros instalado en España. El número de desempleados asciende ya a 99.100, frente a un total de 448.000 ocupados, aunque el número de empadronados en los ayuntamientos es de 702.000.

Así se refleja en un estudio de la Universidad Rey Juan Carlos sobre la inmigración rumana en España, dirigido por el profesor Ramón Tamames, que achaca estas tasas a su «fuerte imbricación en el sector de la construcción, el de mayor desempleo». No obstante, los índices de paro de los rumanos son superados en un 10% por los marroquíes, en parte afectados por la peor percepciónque existe de ellos entre los españoles y porque también encontraron en los sectores de la construcción y la agricultura sus principales medios de vida.

El economista y catedrático Ramón Tamames cree que precisamente estos condicionantes económicos «harán pensar a muchos en el retorno». Según el estudio, los inmigrantes de la antigua Dacia «apenas se lo han planteado, pero están pesando dos nuevos factores pro – retorno: el encarecimiento de las hipotecas para quienes adquirieron una vivienda y los llamamientos oficiales desde Rumanía para favorecer la vuelta de mano de obra cualificada». De hecho, el Gobierno rumano asegura que necesitará un millón de especialistas en los próximos años para cubrir la demanda de mano de obra existente. El estudio de la Rey Juan Carlos alude también a cuestiones como la moratoria impuesta por el Gobierno español para la libre circulación de trabajadores asalariados. Las trabas administrativas para trabajar por cuenta ajena de manera legalizada ha llevado a cerca de 230.572 rumanos a autoemplearse (el 22 % del total de inmigrantes que trabajan), sólo superados por los chinos. No obstante, Tamames cifra en 200.000 el número de rumanos que todavía trabajan en la economía sumergida. «Muchos de esos nuevos autónomos en realidad continúan trabajando para las empresas para las que lo hacían antes de forma irregular, por lo que son falsos autónomos», dice el estudio. Además, con la moratoria no ha parado el flujo de rumanos.


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