Tres guardias civiles heridos de levedad fue la consecuencia de un nuevo intento, el tercero en tres días, de los inmigrantes por entrar en Melilla aprovechando el caos en la frontera provocado por las lluvias torrenciales. Si el lunes y el martes lo intentaron por la zona de Beni-Enzar, ayer lo hicieron cerca del puesto fronterizo de Farjana, si bien esta vez fue un grupo más reducido, alrededor de veinte, y en su mayoría fueron repelidos por los agentes. La paulatina reducción de los que intentan saltar hace pensar que no hay muchos más en las cercanías de Melilla, aunque las autoridades temen que corra la voz y empiecen a llegar en las próximas horas.

El principal problema ahora no es tanto el derribo de una parte de la alambrada – unos 30 metros- ocasionado por las lluvias torrenciales, sino que la persistencia del temporal obliga a mantener abiertas las vallas que hay en los cauces los ríos de Oro, Nano y el arroyo Mezquita procedentes de Marruecos que desembocan en Melilla. Son cauces normalmente secos que cuando llueve arrastran gran cantidad de porquería capaz de provocar un peligroso tapón en las vallas. De ahí que haya que abrir cuando los ríos bajan crecidos, momento que aprovechan los inmigrantes para echarse al torrente.

Los tres guardias civiles intervinieron en la refriega de ayer, a las siete de la mañana en el río de Oro. Su pronóstico es “favorable”. Aunque la nota oficial no especifica el origen de las heridas, algunos agentes se quejaron de que los inmigrantes les arrojaron piedras. Al parecer, ningún inmigrante logró su objetivo en esta ocasión, aunque al menos medio centenar lo consiguieron entre el lunes y el martes. Marruecos informó de que ha detenido a 13 inmigrantes, siete en las proximidades de la valla y seis en una redada realizada en Nador.