Huye con tres de sus hijos y denuncia el maltrato reiterado de su marido
Un juzgado de Palencia tramita el caso de esta mujermirandesa de 41 años y de etnia gitana que abandonó la pasadasemana su domicilio después de 22 años de convivencia
El Correo,
,
29-10-2008
Una mujer de 41 años, de etnia gitana, ha presentado una denuncia por presuntos malos tratos físicos y psicológicos en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 6 de Palencia. La víctima, madre de cinco hijos, abandonó con tres de ellos (los de 7, 8 y 13 años) su domicilio de Miranda con el apoyo de una asistente social. Desde entonces permanece en una casa de acogida y está acompañada por de una agente policial del Grupo de Asistencia a la Familia (SAF), creado especialmente para proteger a las víctimas de violencia machista.
«Es una mujer maltratada física y psíquicamente durante 22 años, hasta tal punto que sólo podía ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. Los niños no han salido nunca de casa más que para ir al colegio; ni siquiera han podido acudir a una fiesta de fin de curso, a las ferias o al cine. Esa es la situación en la que han vivido». Es el relato de su abogada, Teresa de Prado Torres, que añade que «únicamente podían salir de casa cuando a él (en referencia al marido) le apetecía. Y podía estar perfectamente un mes y medio sin apetecerle». De Prado no duda en calificar de «valiente» la actitud de esta mujer «porque, con el añadido de ser de etnia gitana, ha denunciado; da la cara».
En libertad provisional
Su marido, según confirmaron fuentes de la Comisaría de la Policía Nacional de Miranda, fue detenido y puesto a disposición judicial, nada más denunciarse los hechos en la sede policial de la capital palentina. «Está en libertad provisional, porque así lo ha decidido la juez, hasta que se señale la fecha del juicio», aseguraron. Desde el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento, su responsable Conchi Ortega, optó por un rotundo «sin comentarios», al ser cuestionada por los hechos.
El Juzgado de Palencia ha dictado orden de protección y alejamiento para la víctima y sus hijos. «El marido no puede estar a menos de 500 metros de ellos ni aproximarse ni contactar si quiera telefónicamente», precisa la abogada, que insiste en que la mujer «está con mucho miedo por las represalias que pueda sufrir de su marido y también de la familia de él».
Teresa de Prado plantea, incluso, que la víctima no quiere que el hombre pueda ser encarcelado «porque teme que las dos familias se puedan enfrentar debido a esta situación».
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