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Encarcelado el marroquí que encañonó y disparó a una familia granjera de Castro de Rei porque quería papeles
La Voz de Galicia, , 28-10-2008La titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Lugo decidió decretar la prisión de Abdul E.?H., de 33 años, el marroquí que, en la noche del viernes, encañonó a una familia granjera de Ponte de Outeiro, en Castro de Rei, y efectuó un disparo cuya munición quedó incrustada en el silo de la explotación ganadera. Después de llevar a cabo la acción, huyó de la Guardia Civil y se refugió en un maizal.
Abdul declaró que actuó de esa forma porque se sintió engañado. Según él, el propietario del establo le prometió en su momento gestionarle los papeles para lograr su legalización y no lo hizo. El incumplimiento le provocó un fuerte malestar y, sobre todo, echó por tierra sus deseos de mejorar, entre otras razones por la deplorable situación en que se encontraba actualmente.
El marroquí encarcelado también puso de manifiesto que en ningún momento quiso hacer daño ni a la esposa del propietario de la granja, ni a su hija, ni tampoco al propietario. Es más, dijo que el disparo que efectuó fue de forma fortuita, algo que corroboraron otras personas.
La vida de Abdul en los últimos tiempos era penosa, según algunas versiones. «Malvivía», dijeron. Comía frecuentemente bocadillos porque no tenía dinero para otra cosa. En la mayoría de las ocasiones eran algunos compatriotas suyos los que tenían que ayudarle. No faltó quien asegurase que su situación en prisión cambiará como del día a la noche.
El último trabajo que tuvo este hombre fue en las fiestas de San Froilán en una atracción, según dijeron algunas fuentes.
Treinta cartuchos
Si Abdul hubiese querido, posiblemente el final de la historia fuese muy diferente porque, además de coger la escopeta, también se apoderó del cinturón de los cartuchos en los que, al parecer, había alrededor de treinta. El detenido posiblemente se puso nervioso al ver el despliegue de guardias y pudo habérsele disparado la escopeta.
El magrebí estaba muy molesto con el granjero. Tenía trabajo en otra explotación de la comarca chairega y el ganadero de Ponte de Outeiro fue a ofrecerle un puesto en su establo. Abdul aceptó el cambio porque, supuestamente, le habrían prometido no solo unas mejores condiciones económicas, sino también la tramitación de los papeles para legalizar su estancia en España. No solo no logró este objetivo, sino que a los tres o cuatro meses de estar trabajando, lo echaron. Algunas personas aseguraron que hace no mucho se encontró con su empleador en Lugo y tuvieron un enfrentamiento.
En la explotación aseguraron en la tarde del domingo que el rendimiento laboral de Abdul fue bajando espectacularmente hasta el extremo de que optaron por pedirle que se marchara. Una de las causas fundamentales, según dijeron, fue porque comenzó a salir por las noches y a beber en compañía de un compatriota que vive en Meira.
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