Carta del agredido con un martillo: 'Crónica de un martillazo en un instituto de Manresa'
El Periodico, , 27-10-2008Soy el chico que fue víctima de una agresión con un martillo por parte del padre de otro alumno del instituto Lacetània, de Manresa. Mi origen es marroquí y eso, en este país, puede representar tu sentencia de muerte. Escribo esta carta para aclarar los hechos ocurridos el 14 de octubre, martes. El día antes, haciendo tutoría en clase y mientras hablaba con unos compañeros, R. S., un alumno al cual no conocía, me faltó al respeto por haber nacido en otro país. Me defendí, y entonces él se levantó y haciendo un gesto nazi, dijo: “Heil, Hitler. Putos moros de mierda”. Al salir del centro, vino a buscarme y me preguntó: “¿Quieres que lo solucionemos ahora?”. Yo ya había olvidado lo de antes, pero respondí a la provocación. Nos peleamos en la calle, hasta que la conserje vino a separarnos. Él recibió un mordisco en el pecho, y yo, un puñetazo en el ojo y arañazos. No hubo ningún desmayo, ni nada de lo que él declaró.
El martes, la clase discurrió con normalidad, pero a las 10 de la mañana nos reunimos con la jefa de estudios para hablar de la pelea. R. S. afirmó: “En todos los colegios que he estado he tenido problemas con los extranjeros. Yo, a los extranjeros los ignoro; con ellos no me relaciono”. Se decidió hablar con un mediador. A las 11.30 horas, después de acabado el descanso y estando ya en clase, entró un hombre con un martillo en la mano, seguido por R. S. El hombre miraba a todo el mundo nervioso, hasta que dio un martillazo en la mesa que tenía más cerca, preguntó: “¿Dónde está el moro, dónde está el puto moro, dónde está el puto moro que pegó a mi hijo ayer?”. R. S. me señaló y le dijo: “Es ese”. Avanzaron los dos hacia mí y el hombre me dio un martillazo en la cabeza. Por suerte, pude amortiguar el golpe y no me reventó el cráneo. R. S. también me golpeó, no sé con qué. Por fin, un compañero empujó al hombre y lo derribó, y entre todos lo redujeron. Después llegaron los profesores y los Mossos.
A causa de los golpes se me desprendió la retina; el médico dice que hay riesgo de que pierda el ojo si corro o levanto peso. Tengo miedo de caminar por Manresa. Me han expulsado del instituto, no sé si definitivamente. Vivo aquí desde que tenía 4 años; pienso en catalán. ¿Es este el precio que tengo que pagar por querer ser uno más?
K. D., Monistrol de Montserrat
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