EL DESASTRE EN LA EDUCACION (I) / Un instituto de Santa Coloma sólo cuenta con dos profesores para atender a 70 alumnos que no saben castellano ni catalán / Los docentes denuncian la falta de libros de texto adecuados

La falta de recursos obliga a muchos niños a hacer de traductores en las aulas con inmigrantes

El Mundo, JORDI RIBALAYGUE, 27-10-2008

A Joan Carles le preocupa que Stefan no le entienda en clase. El chaval, que emigró de Rumanía con su familia, acude desde hace poco más de una semana al instituto público Can Peixauet de Santa Coloma de Gramenet y apenas ha comenzado a estudiar el idioma. «Se siente solo, porque en clase no tenemos a ningún otro chico rumano que le eche una mano y, además, no encuentra un diccionario catalán – rumano que le permita seguir la lección», explica Joan Carles, su tutor y profesor de matemáticas, quien ha encontrado en las cifras – iguales en todos los idiomas – un aliado para solventar la escasez de recursos con los que los maestros de la periferia de Barcelona atienden a los escolares extranjeros. «Con los números me puedo hacer entender, el problema es cuando me dirijo a alumnos que no tienen ni idea de catalán ni castellano», cuenta.


Ante el problema, Joan Carles ha improvisado otras estrategias, como convertir a los estudiantes extranjeros ya integrados en traductores para los recién llegados. Con ese intención se ganó la confianza de dos alumnas chinas para que hicieran de intérpretes de dos de sus compatriotas, que se incorporaron al mismo tiempo que Stefan; como él, están perdidos en un galimatías de ecuaciones y palabras desconocidas. Joan Carles asegura que a las escolares no les molesta la ocupación: «Una de ellas es muy abierta, y le encantó sentarse con uno de los nuevos para ayudarme».


En el IES Can Peixauet, el 30% de los estudiantes ha llegado en los últimos meses a Santa Coloma. En un alto porcentaje son adolescentes de origen chino, pakistaní y bangladesí que ignoran el catalán y el castellano. En estos momentos, cerca de 70 jóvenes asisten a la denominada aula de acogida, en la que se enseña las bases del idioma. Sin embargo, la masificación que afecta a los colegios de Santa Coloma se ha extendido también a las clases especiales para extranjeros, lo que ralentiza el aprendizaje de la lengua.


En el caso del Can Peixauet, 15 alumnos han ingresado después de que se iniciase el curso y otros 15 chicos esperan para ser escolarizados en el centro. La presión de nuevas matriculaciones ha saturado las aulas de los tres primeros cursos de la ESO del instituto. «Si en una clase tienes a tres o cuatro chicos que no entienden nada el problema es mayúsculo, porque acabas desatendiendo a los demás», explica Juanjo Gallardo, subdirector del Can Peixauet y profesor de Historia.


Los maestros apuntan que la lección se imparte con tiento para evitar que broten agravios. «Es normal que se produzcan, porque estamos encima de los que le cuesta seguir la clase para explicárselo todo al detalle», relata Gallardo, que se las ingenia para que el grupo no se le desmadre mientras asiste a los foráneos. «Los chavales ayudan cuando ven que un compañero no comprende lo que se le dice, pero hay quien siente celos y pregunta: ‘¿Por qué haces más caso al chino que a mí?’», atestigua.


La conselleria d’Educació tiene asignados dos profesoras para el departamento de acogida del instituto. «Resulta insuficiente, porque implica que cada maestra debe atender de 30 a 35 alumnos», indica Gallardo, que apostilla que el instituto requiere «al menos cuatro profesores» en el aula de acogida, donde como máximo participan a la vez una decena de niños. Los sindicatos acusan al departamento de Ernest Maragall de no incrementar la dotación del profesorado destinado a acoger a los alumnos inmigrantes pese al goteo de matriculaciones. Actualmente, Educació destina a uno o dos maestros por centro en función del número de estudiantes extranjeros.


Mientras, se ha convertido en habitual que los profesores se apoyen en los estudiantes extranjeros que dominan el idioma antes de hablar con los chicos que se agarran al diccionario para descifrar los deberes y con sus padres. «Recurrir a los chavales nos ayuda, pero que traduzcan simultáneamente interrumpe la clase», se queja Gallardo.


La falta de medios también obliga a los maestros a adaptar los contenidos de los libros de texto para los escolares que acaban de «aterrizar», como dice el profesor de Sociales Biel Roig.Aunque las editoriales ofertan manuales para niños con conocimientos limitados del catalán, no existen libros para los que todavía tienen que aprenderlo. «Una buena reivindicación sería que las editoriales se encargaran de elaborar el material específico para los alumnos recién llegados», defiende Roig, que detalla que los ejercicios y los exámenes que se preparan para los nuevos alumnos son «muy ilustrados, con fotografías que puedan relacionar con conceptos básicos».


Aun así, esas tareas apenas sirven para quienes se agregan con el curso ya avanzado y se ven obligados a repetir. Roig recuerda que el año pasado cuatro alumnos se incorporaron a una semana de iniciarse las vacaciones. «Es evidente que en tan pocos días no tuvieron tiempo para aprender nada», zanja.


Además, los profesores coinciden en que el temario se retrasa.Joan Carles no ha pasado del primer tema mes y medio después de haber empezado el curso. «Las mates cuestan, pero además es imposible mantener un ritmo cuando hay niños que no te comprenden», reconoce el tutor, que ya prepara el primer examen al que se enfrentarán Stefan y los dos jóvenes chinos que no se separan de sus amigas traductoras.


Una sola traductora de chino


SANTA COLOMA. – Pese a que la población china en el municipio se sitúa en torno a las 5.000 personas, Santa Coloma de Gramenet sólo cuenta con una traductora de mandarín para asistir a los maestros cuando se entrevistan con los padres de alumnos de esa nacionalidad. «El servicio de traducción debería ser más amplio, porque hace unos días un compañero tenía que hablar por teléfono con dos madres y no sabía cómo hacerse entender», relata Diego Arroyo, profesor y presidente del Casal del Mestre de Santa Coloma. Según cuenta Arroyo, el hecho de que los maestros se apoyen en escolares extranjeros para que hagan de intérpretes se ha convertido en un hecho frecuente en las aulas: «Es la solución que se tiene a mano, y es buena en el caso que sirva para ayudar a un alumno recién llegado, pero no debería ser considerado normal que se saque a un niño de clase para que haga de traductor en una conversación entre unos padres y un maestro».


Según los datos del Departament d’Educació, en Santa Coloma se han abierto 25 aulas de acogida y este curso se han asignado 39 educadores para cubrir la demanda para esas clases especiales en los distintos centros de la ciudad. «Las aulas de acogida son una buena medida, pero pueden solventar la situación durante algunas horas; luego es el profesor el que debe reorientar las clases cuando llegan nuevos escolares que desconocen el idioma», señala Arroyo. Además, el maestro denuncia la falta de recursos: «Estamos trabajado prácticamente con lo que contábamos hace cinco años, sin que se haya tenido en cuenta la realidad de ahora para planificar el curso».

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