Trampolín para una nueva vida
El Ayuntamiento media para que 25 extranjeros obtengan un microcrédito y monten su empresa
Las Provincias,
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26-10-2008
Llegaron a España para cumplir su sueño, consiguieron su residencia y sus papeles en regla, pero seguían sintiéndose extranjeros. Ahora por fin han alcanzado lo que perseguían: montar un negocio en Valencia a pesar de ser inmigrantes. El Ayuntamiento ha logrado que 25 personas obtengan un microcrédito de 15.000 euros concedido por la Caixa para llevar a cabo su proyecto personal sin necesidad de aval. Rachid Akkouche, argelino y propietario de un locutorio, Elena Zuonkova, futura dueña de una lencería y Fernando Cortiglia propietario de una tienda de fotografía cuentan a LAS PROVINCIAS cúal ha sido su peregrinaje en el mundo de los negocios.
Rachid Akkouche
"Recogía naranjas pero ahora soy mi jefe "
Rachid tiene 41 años, con aspecto tranquilo y pacífico ha conseguido gracias a su tenacidad tener un negocio, un sueño que nunca se imaginaba que lograría. A pesar de su estudios en ingeniería química, Rachid ha tenido que trabajar en innumerables empleos para salir adelante y ahorrar. “He vivido en Francia, pero preferí venir a España y a Valencia y conseguir una vida más segura y ganarme un sueldo por mi propio esfuerzo. Ahora soy mi propio dueño. Es lo que siempre había deseado”, explica Rachid mientras atiende a sus clientes en su locutorio de la calle Benicarló.
Trabaja 14 horas diarias sin descanso los siete días de la semana. Se prepara a diario su comida y se la toma detrás del mostrador mientras sigue atendiendo a su negocio. Asegura que no es nada comparado con los duros trabajos que ha tenido que desempeñar recogiendo naranja cada temporada o colocando ladrillos en la construcción de edificios bajo la lluvia, frío o con un calor sofocante. “No me importa estar aquí todo el día, porque es mi negocio y cuando consiga tener beneficios contrataré a alguien para sustituirnos. Pero de momento tengo que estar aquí sin apenas tener vida social para ahorrar y conseguir traer conmigo a mi novia que todavía vive en Argelia. Es el precio que tengo que pagar, pero merece la pena”, afirma mientras conversa en francés con un cliente, merci beaucoup monsieur, trois euros.
fernando Cortiglia
“Salí antes del corralito para vivir de la fotografía”
Argentino y soñador, Fernando salió de Córdoba meses antes de que el corralito dejara sin dinero a muchos argentinos. Vino con su mujer Luciana para vivir de la fotografía, lo que mejor sabían hacer y para lo que habían estudiado. “Siempre he tenido en mente montar mi propio negocio, pero sin un empujón económico es imposible. Somos extranjeros y encontrar un aval es impensable. Este colchón nos ha cambiado la vida y vamos a lograr nuestro proyecto personal”, asegura Fernando, mientras su mujer Luciana, asiente e insiste en que ahora sí que se siente integrada en España y en Valencia.
Para obtener el crédito de la Caixa y convertirse en autónomos, necesitaban convencer al Ayuntamiento de que su proyecto era rentable y el dinero estaría bien invertido. “Presentamos un proyecto y explicamos que nuestro objetivo era ofrecer formación a jóvenes fotógrafos. La gente siempre dice que los inmigrantes venimos para quitar el trabajo a los demás y lo que queremos es cooperar y ofrecer trabajo”, señala Luciana, la mujer de Fernando que insiste en que sin este empujón económico nunca habrían conseguido abrir un negocio en la ciudad por su condición de inmigrantes.
elena zuonkova
"Moscú es muy peligrosa y aquí estoy segura "
32 años moscovita y empresaria. Elena Zuonkova no se esperaba que lograría montar un negocio en España y vivir de sus ingresos.
Vino de vacaciones hace seis años y estuvo viviendo con un amigo. Le gustó la ciudad y decidió venir sola y montar su propia empresa. “Moscú es una ciudad muy peligrosa y aquí conocí la tranquilidad y comprobé que podía hacerme hueco, pero era difícil montar un negocio porque era inmigrante y jamás me darían un crédito en un banco. Me comentaron esto y presenté mi proyecto y ahora estoy preparando todo para abrirlo”, afirma Elena que a pesar de su acento, habla un perfecto castellano con apenas seis años viviendo en España.
Elena ha decidido montar una lencería. Asegura que tiene mucha salida y su intención es en un futuro importar la moda moscovita y venderla en Valencia. “Es un cambio muy grande. He trabajado de administrativa, en una agencia inmobiliaria y ahora por fin voy a ser mi propia jefa. Es algo impensable”, explica esta joven que asegura que independizarse y alcanzar su proyecto personal es cuestión de poner ganas para trabajar.
Está ultimando los trámites y en unas semanas podrá comenzar a trabajar en su comercio.
Vidas distintas, trabajos diferentes pero a todos ellos les une las ganas de superarse e integrarse definitivamente en España a pesar de ser inmigrantes.
Han sido 25 familias, pero son muchas más las que esperan ese empuje económico para comenzar a funcionar por ellos mismos, sin necesidad de depender de terceros. El crédito de 15.000 euros lo deberán devolver en cuatro años más seis meses optativos de carencia y con un interés muy bajo, del 6,25% sin comisiones y sin que sea necesario ningún tipo de garantía o aval.
La Asociación Nacional de Empresarios y Profesionales Autónomos (Asnepa) ha firmado un convenio con el Ayuntamiento para continuar concediendo microcréditos. Esta entidad será la encargada de comprobar la viabilidad de la empresa y realizar un seguimiento de la evolución del negocio.
Una de las condiciones de este proyecto es que la Caixa no entrega los 15.000 euros en metálico, sino que se hace cargo de las facturas. De esta forma, se aseguran de que el dinero se destinará al fin inicial: la creación de la empresa. No quieren que los 15.000 euros acaben resolviendo deudas pendientes.
La concejalía de Bienestar Social, dirigida por la concejala Marta Torrado, sigue recibiendo a diario a cientos de ciudadanos que quieren montar el negocio de su vida en su país de acogida.
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