À. G.

BARCELONA. Por unanimidad, los cinco grupos con representación en el Ayuntamiento de Barcelona aprobaron ayer el Plan de Inmigración 2008 – 2011, un documento guía con el que la ciudad pretende afrontar el reto de acoger a un grupo de nuevos barceloneses que ya son el 17,3% del total, y que previsiblemente aumentará con los procesos de reagrupación.

Fruto de la unanimidad, el Plan viene a ser una síntesis de las dos tendencias con las que se encara el fenómeno: de la óptica de la ciudad multicultural que propugnarían la izquierda, a la de la integración por la que abogarían CiU y PP.

Aspectos como el de la lengua reflejan también ese esfuerzo de consenso: mientras que se sigue hablando de «incentivar al máximo el aprendizaje de la lengua catalana», el PP logró introducir que se apoye a las entidades que también ofrecen cursos de castellano, así como ayudas para elaborarmateriales en esta lengua para inmigrantes, de los que ahora no se disponía.

El Plan de Inmigración incluye otras novedades, como la extensión a toda la ciudad de las sesiones para recién llegados, encuentros que ahora son de unas tres horas – sólo en Sants – con las que se da información sobre la ciudad, contexto socio cultural, lenguas, normas de convivencia o derechos y deberes. Las sesiones no son obligatorias, aunque la intención es «incentivarlas al máximo», según el Ayuntamiento.