RAFAEL A. AGUILAR

CÓRDOBA. El grupo municipal del PP lamentó ayer que el levantamiento de dos asentamientos de rumanos de etnia gitana acontecidos en las últimas semanas se hayan llevado a cabo «sin seguir el protocolo establecido por el Ayuntamiento», según aseguró ayer la concejal popular Blanca Córdoba. La edil tiene constancia de que en el desalojo reciente de un campamento en San Rafael de la Albaida y de otro entre Chinales y Mirabueno «no se personaron previamente los servicios sociales municipales para informarles a los inmigrantes de los recursos que el Ayuntamiento pone a su disposición en estos casos», y que se concretan en la mediación sanitaria y educativa, además de en el ofrecimiento de un alojamiento provisional si aceptan ciertas condiciones para regularizar su situación en la ciudad.

Según aseveró Blanca Córdoba, «llegó la Policía Local y le dijo a los rumanos que tenían que irse, cuando lo que prevé el protocolo de actuación es que antes acudan los servicios sociales». En el caso de Chinales, los funcionarios municipales que dirige la teniente de alcalde de Bienestar Social, Ana Moreno, se personaron cuando los rumanos ya habían sido obligados a dejar su campamento. En el de San Rafael de la Albaida, después de que los agentes de la Policía Local alertaran de que en el asentamiento había dos niños de muy corta edad.

El PP le recriminó a Ana Moreno en la última comisión municipal de Servicios Sociales que el Consistorio no siguiera la norma que se ha dado para atender a este colectivo de Europa del Este. Moreno, según Blanca Córdoba, mantuvo que el Ayuntamiento siempre ha cumplido con el citado protocolo.

Fuentes del gobierno municipal aseguraron ayer a este periódico que la obligación de la Policía Local es impedir que se acampe en la ciudad. Los agentes – continuaron estas mismas fuentes – aperciben a quien ponga una tienda de campaña en la ciudad, sea inmigrante o no. Las fuentes consultadas añadieron que la Policía trabaja siempre en coordinación con los servicios sociales municipales.

Tal y como publicó ayer este periódico, en los alrededores de la capital han vuelto a proliferar asentamientos de rumanos. En la actualidad hay al menos cinco núcleos de chabolas en las que residen unas cien personas.