Mata a su mujer embarazada a cuchilladas
Ambos, de origen chino, vivían en un 'piso patera' de Cádiz con 6 compatriotas más
El Correo,
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22-10-2008
Un hombre de 36 años, de nacionalidad china, fue detenido ayer en Jerez de la Frontera, acusado de matar a puñaladas a su compañera sentimental, embarazada de cinco meses. El homicidio ocurrió en un ‘piso patera’ de esta localidad gaditana, donde residían ocho trabajadores de un restaurante oriental ubicado en las inmediaciones. Los vecinos avisaron a la Policía al oír los gritos que salían del inmueble, aunque cuando los agentes llegaron al domicilio ya era demasiado tarde.
La víctima, de 35 años y también de origen chino, había recibido varias puñaladas, una de ellas mortal en el cuello. Todo empezó sobre las 20.00 horas, cuando se desató entre ambos una fuerte pelea. Según el relato de los vecinos, la bronca se escuchó en todo el edificio pero no le dieron demasiada importancia; las discusiones en el piso eran «algo habitual».
De repente, los gritos dejaron de oírse. Al poco rato la pelea comenzó de nuevo; esta vez, con «más personas implicadas», según los residentes. Alarmados, los vecinos avisaron entonces a la Policía local y una patrulla se acercó hasta la vivienda, donde encontraron a la mujer fallecida. Su novio fue detenido en el lugar tras confesar los hechos.
El juez ha decretado el secreto del sumario pero, fuentes próximas a la investigación, aseguraron que el apuñalamiento se produjo cuando la víctima y su agresor se encontraban solos. Poco después llegaron sus compañeros y sorprendieron al homicida dándose una ducha. Al parecer, planeaba descuartizar el cuerpo e introducirlo en una maleta, pero una de sus compatriotas logró convencerle para que depusiera su actitud. Los investigadores encontraron la bolsa junto al cadáver.
Parricidio en Pontevedra
La parroquia pontevedresa de Alba fue escenario de otro drama doméstico de terribles consecuencias. Un hombre, de 32 años, aquejado de fuertes depresiones, agredió a su familia con una barra de hierro: su padre resultó muerto, mientras su madre, un hermano y una vecina sufrieron heridas de diversa consideración.
Según los vecinos, el agresor, sin mediar palabra, atacó a su progenitor mientras veía la televisión. Su madre y un hermano trataron de arrebatarle la barra y se volvió contra ellos. La mujer, herida, salió de la casa para pedir auxilio, momento que aprovechó el hijo para asestar un golpe mortal a su padre.
El presunto parricida se subió entonces a su coche para alcanzar a su madre. La persecución duró sólo unos metros: el agresor, muy excitado, empotró el vehículo contra el cierre de una casa tras arrollar a una vecina.
Con el rostro ensangrentado y armado aún con la barra de hierro, el hombre fue sorprendido por el conductor de un coche que se ofreció a ayudarle creyendo que había sufrido un accidente. Le llevó hasta el cuartel de la Guardia Civil para dar cuenta del supuesto siniestro pero, tras incurrir en numerosas contradicciones, acabó confesando los hechos.
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