El ministro de Inmigración británico, Phil Woolas, ha manifestado en una entrevista concedida al periódico ‘The Times’ la intención de su Gobierno de imponer «límites estrictos» a la llegada de más inmigrantes. La excusa es la actual crisis económica que, a juicio del ministro, podría acentuar las tensiones raciales. «Si la gente se queda sin trabajo, la cuestión de la inmigración se convierte en un tema espinoso», declara Woolas.

La inmigración aporta unas 200.000 nuevas personas al año en Reino Unido y está previsto que se mantenga a este ritmo hasta 2012. «Ha sido demasiado fácil entrar en el país a lo largo del pasado, pero se va a volver más difícil», advierte el ministro. El Gobierno no desea que la actual población de 61 millones de habitantes crezca hasta rozar los 70 millones.

Estas declaraciones han recibido respuesta tanto del presidente del Comité Selecto de Interior de la Cámara de los Comunes, Keith Vaz, como de Habib Rahman, miembro del Comité Conjunto para el Bienestar de los Inmigrantes. Vaz ha calificado sus palabras como un «cambio de política» y Rahman, por su parte, considera que si este proyecto se llevara a cabo podría «arrasar» el actual sistema británico de control de la inmigración a través de puntos.