La inmigración atrasa al 2032 el déficit del Seguro

El Periodico, R. M. S., 17-10-2008

La incorporación de más 5,2 millones de inmigrantes a la población española está teniendo efectos benéficos para las cuentas de la Seguridad Social, a corto plazo. Las cotizaciones de los trabajadores inmigrantes (algo más de dos millones en la actualidad) permitirán “ganar siete años” al momento en que el sistema podría tener “problemas de sostenibilidad”, que se pospone al 2032, según el estudio Efectos económicos de la inmigración en España que ayer difundió la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
Según este informe – – en cuya presentación participó ayer el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez en la sede del organismo oficial – – las cotizaciones de los trabajadores inmigrantes permitirán desplazar desde el 2025 al 2032 el momento en que el gasto en pensiones superará a los ingresos. Con un problema añadido, y es que, para entonces, la jubilación de la actual población inmigrante (cuya edad oscila ahora entre los 20 y los 40 años) se sumará a la de la llamada generación del baby boom (de la década de los sesenta). El problema se retrasa, pero será más intenso.
Según las proyecciones macroeconómicas de Fedea, en el 2031, el gasto en pensiones representará el 9,33% del producto interior bruto (PIB), mientras que los ingresos sólo serán del 8,86%. Para el 2051, se calcula un desfase de casi el 8% el PIB.

COINCIDENCIA DEL GOBERNADOR El informe concluye que, en realidad, la inmigración está dando más tiempo “para adaptar el sistema de seguridad social a la nueva realidad demográfica”. O, lo que es lo mismo, para hacer reformas. Entre las posibles soluciones, Fedea se inclina por alargar la edad de jubilación efectiva (ahora, de unos 63 años.
En el acto de presentación del informe, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, coincidió con la tesis del informe sobre los efectos positivos de la inmigración para la Seguridad Social “en el corto plazo”, si bien, dijo que “no ocurrirá lo mismo dentro de dos o tres décadas”.
Entre los efectos positivos de la inmigración en la economía, Fernández Ordóñez citó su aportación al crecimiento, a la flexibilización del mercado laboral y a la corrección de la inflación. A la inmigración se le atribuye el 25% del crecimiento de la renta per cápita a lo largo de esta década. Además, estos trabajadores han introducido mayor movilidad geográfica. Hay estudios que calculan que la inflación sería dos puntos más alta sin los inmigrantes .

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