La Casa Nueva de Sagunto recibe a cien inmigrantes para la campaña citrícola
La mayoría viene de recolectar manzanas en Lérida y estará en la ciudad hasta abril
Las Provincias,
,
17-10-2008
Ganarse la vida es el objetivo que ha traído a más de un centenar de inmigrantes a la Casa Nueva de Sagunto. Este centro se convertirá en los próximos meses en un lugar de paso. Mientras, sus ocupantes irán de parcela en parcela en busca de empleo aprovechando la temporada de naranja.
Las rutas agrícolas se han convertido para muchas de estas personas en una rutina diaria que suele durar años. Algunos iniciaron esta lucha cuando apenas tenían 15 años. Ahora mismo, en este espacio ubicado a las afueras de Sagunto se encuentran jóvenes de 18 a 32 años dispuestos a trabajar en aquellos oficios que los españoles, incluso en época de crisis, rechazan. Pero antes de concentrarse en la capital comarcal han estado antes en otras ciudades de España, siempre atraídos por la demanda de cada ciudad. Ahora el lugar de origen de la mayoría ha sido Lérida, donde acaban de terminar la cosecha de la manzana.
Así pues como “temporeros de agricultura”, siguiendo la definición que de ellos hace uno de sus coordinadores y miembro de ADRA, es como recorren España entera en busca siempre de regresar a su país para tener una vida digna.
Las condiciones en este emplazamiento no son las mejores, pero son las óptimas para compartir y respetarse. Además, los ciudadanos de Sagunto han demostrado valorar el esfuerzo de estos jóvenes y colaboran con ellos, siempre dentro de sus posibilidades. Así pues, la disponibilidad de 570 litros de agua cada dos semanas, una básica instalación de luz, dos habitaciones donde comparten sus pertenencias, duchas, cocina pública y un pequeño salón son servicios suficientes para estos inmigrantes que buscan el máximo ahorro para un futuro mejor.
Pluralidad y convivencia
Ahora mismo se han juntado en este terreno seis nacionalidades, todas ellas africanas. Aunque abundan, sobre todo, los procedentes de Mali. Lejos de lo que a ellos les gustaría esta casa sólo tiene cabida para un máximo de 130 personas. Una cifra que, aunque sonante, nunca es suficiente para los numerosos inmigrantes que buscan asilo bajo las mismas condiciones. En todo caso, todos conocen las normas, las respetan, las aceptan y las agradecen. Porque “no piden más”, comentaba uno de los voluntarios que, día tras día, se reúne con ellos para legalizarles lo que ellos más valoran “la residencia española”.
La estancia máxima suele ser hasta abril. Después de esta fecha el local se queda con un mínimo de personas que va abandonando su residencia poco a poco. Tal es la normalización que este verano incluso se ha podido cerrar por primera vez desde que se abrió como espacio de acogida. Ahí es donde los inquilinos demuestran sus intereses reales, que no son otros que trabajar.
Nadie duda, de hecho, el esfuerzo que desempeñan estos chicos en sus labores, prueba de ello es que muchos acaban finalmente con un contrato entre las manos. En busca de este idealizado fin se movilizan por la ciudad con lo que ellos consideran su tesoro más preciado, la bicicleta, que les permite llegar a todas partes con rapidez.
Pese a que rara vez han tenido problemas con Inmigración, el miedo los acompaña allá donde van, y es que el temor a una repatriación antes de tiempo les persigue a todas horas.
Ahora mismo hay tres entidades solidarias trabajando por mejorar sus condiciones; ADRA, Cáritas interparroquial y Morvedre Acull. Una ayuda que ellos valoran “con verdadera sinceridad”, afirma uno de los miembros voluntarios del lugar.
Un avanzada sociedad que trabaja dividida en siete grupos, cada uno con un responsable y todos con una función. Todo ello recogido en un espacio apartado de Sagunto. Cientos de vidas juntas para ganarse una existencia digna.
morvedre@lasprovincias.es
(Puede haber caducado)