Los colegios italianos podrían habilitar clases – guetos para los niños inmigrantes en breve. Al menos, eso es lo que denuncia la oposición de centro – izquierda después de que el Parlamento italiano aprobara el martes una moción que contempla la obligación de las escuelas de disponer de unas aulas especiales para los alumnos extranjeros que no hablen bien el italiano.

La propuesta, presentada por la Liga Norte, contempla que se lleven a cabo pruebas para valorar si los niños inmigrantes dominan el italiano y establecer si se encuentran al mismo nivel académico que sus compañeros. Los chavales que no superen el examen serán destinados a las llamadas «clases de inserción». Además, en las clases tradicionales no habrá más de un número determinado de inmigrantes.

La Liga Norte justifica que todo eso servirá para «prevenir el racismo y apuntalar una auténtica integración». Y, sobre todo, para resolver el problema que a su entender existe en algunas escuelas, donde algunos inmigrantes con graves lagunas académicas y lingüísticas no sólo se quedan rezagados del resto sino que retrasan el funcionamiento de toda la clase. Sin embargo, la oposición se echa las manos a la cabeza ante la propuesta. «Es intolerable», clama Veltroni, líder del Partido Demócrata (PD), subrayando que los inmigrantes italianos jamás habrían tolerado un trato semejante para sus hijos. «Una propuesta abyecta», la califica Piero Fassino, una de las voces más respetadas del centro izquierda. «Cualquier día presentarán una moción para meterlos en hornos crematorios», se queja Lino Duillo, diputado del PD.

Pero incluso en el centro derecha hay muchos que se oponen a la segregación escolar de los niños, como lo demuestra el hecho de que la moción fuera aprobada por sólo 256 votos a favor y 246 en contra. «Durante el fascismo, en Somalia, se hizo algo parecido y ahora allí hay gente que tiene fusiles y gente que no», se queja Nicolo Cristaldi, del partido de Silvio Berlusconi.