Piratería

Los ilegales se 'asocian'

El Mundo, LUIGI BENEDICTO BORGES, 16-10-2008

Cien vendedores del ‘top – manta’ han formado la primera Asociación de Sin Papeles de Madrid. Piden la despenalización de su actividad, castigada en España con penas de cárcel, y el indulto para todos los compañeros con condena en firme. Hoy organizan una manifestación que saldrá de Lavapiés a las 20.00 horas Kumya entró a trabajar ayer a las 20.45 horas. Pero no lo hizo en ninguna discoteca o restaurante. El acudió a desempeñar un trabajo por el que corre el riesgo de ir a la cárcel si le detienen mientras lo efectúa. Kumya trabaja como vendedor de top – manta.


«Cuando eres un senegalés que ha llegado a España sin papeles no puedes hacer otras cosas porque nadie te contrata. Y si te pillan, estás fastidiado, porque vender en el top – manta es un delito penal. Lo peor es que nadie entiende que nos hacen sin papeles, porque nosotros nacimos teniéndolos», se queja Kumya mientras se recoloca una vistosa gorra roja. Kumya llegó a Madrid procedente de Senegal hace dos años y 10 meses. Y ahora, «por fin», como le gusta resaltar, encuentra un atisbo de esperanza a su situación. Acaba de crear, junto a otras cien personas que padecen sus mismos problemas, la Asociación de Sin Papeles de Madrid, la primera de la región con estas características.


«Empezamos 10 y ahora somos 100. Hay gente de Marruecos, de Bangladesh, de Gambia… Cada vez viene más gente a nuestras asambleas», apunta Ousmane, un joven senegalés al que poco le falta para medir los dos metros. «Nuestra intención es que la gente sepa que con la venta del top – manta no te puedes hacer rico. Es nuestro último recurso y al hacerlo tenemos que evitar la represión policial y todo tipo de problemas. Pero aunque veas a los agentes y te escapes, luego vuelven a las pocas horas. Algunos incluso van al Metro, donde antes te encontrabas más seguro. Pero tú tienes que estar ahí, porque con el dinero que consigues a veces te da para comer tres veces al día, pero otras no tienes ni para una comida», se lamenta.


«El objetivo de la asociación es conseguir el indulto para los vendedores del top – manta. En la actualidad, dicha actividad se considera delito penal, con penas de prisión entre seis meses y dos años y multa económica o expulsión de Europa durante 10 años», explica Sara, una integrante de Ferrocarril Clandestino, una red social que presta ayuda a la Asociación de Sin Papeles. «Queremos que la gente sepa que actualmente, es más grave que les vean vendiendo 50 copias en una manta a que los cojan robando 50 DVD en un centro comercial, porque lo primero es un delito contra la propiedad intelectual y lo segundo, un simple hurto», explica indignada. Por eso hoy tendrá lugar la primera movilización para apoyar la despenalización del top – manta y homenajear a las personas que han perdido la vida intentando emigrar a Europa. Comenzará a las 20.00 horas en la plaza de Lavapiés y llegará hasta la Puerta del Sol.


«Es nuestra última esperanza», comenta Omar, uno de los inmigrantes más veteranos de la asociación. Lleva tres años en Madrid y habla un perfecto español, aunque no ha olvidado el wolof, su idioma nativo, que es hablado por más de tres millones de personas en Senegal, Gambia, Guinea, Guinea Bissau, Mali y Mauritania. En la pancarta que hoy llevará durante la marcha, ha escrito Mboolo moy dolle (la unión hace la fuerza), lema apoyado por todos los integrantes de la asociación, que no está legalizada por razones obvias.


«Me hace gracia que nos llamen ilegales o sin papeles como si fuéramos personas inferiores por habernos acogido a un derecho universal, el de emigrar para prosperar. Los ricos se olvidan de que los derechos no están hechos sólo para ellos», protesta Daure, un carpintero africano que lleva 18 meses intentando que alguien en Madrid le dé una oportunidad para demostrar su arte a la hora de tratar la madera. No obstante, Daure confía en el éxito de su asociación, porque, como dice él y el resto de sus compañeros, «aunque ni nosotros ni nuestro grupo esté legalizado, notamos su validez cada vez que nos reunimos, cuando se forma un todo que tiene fuerza y corazón».


DIEZ AÑOS SIN PODER PISAR EUROPA


Mor Ndiaye es una de las razones por la que la Asociación de Sin Papeles de Madrid ha decidido salir ahora a la luz pública. Mor llegó a Tenerife en cayuco hace dos años y medio. De la isla pasó a Madrid, donde sin hablar una palabra en español consiguió un trabajo como ‘mantero’. Fue entonces cuando fue detenido por la Policía y llevado a los juzgados, donde fue acusado de un delito contra la propiedad intelectual. Después de ser representado por un abogado de oficio, el juez lo condenó a pasar ocho meses en prisión y pagar 1.200 euros de multa, pena que podría conmutar por una expulsión de Europa, adonde no podría regresar en 10 años. «No soy un ladrón, ni he vendido droga. Simplemente no sabía vivir sin hacer nada y acepté el trabajo de ’mantero’», dice en francés mientras le traduce un compatriota. La ONG Ferrocarril Clandestino, que ha asesorado a Mor para que pida el indulto, calcula que, como él, existen unos 50 personas en España con los mismos problemas.

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