El Gobierno, contra la UEFA
ABC, , 15-10-2008Huele. A salmón de Dover y a ostras de Arcachon. El lunes, Inglaterra se negó a jugar en Madrid por el brote de racismo sufrido en 2004. Ayer, la UEFA castigó al Atlético con dos partidos de clausura y 150.000 euros de multa, por «el racismo de su afición y el comportamiento inaceptable de la Policía». Nunca un organismo deportivo internacional ha provocado tanta indignación en los estamentos no deportivos de una nación. Madrid 2016 observa movimientos en la oscuridad para perjudicar su candidatura olímpica.
La UEFA ha sacado los pies del tiesto. Presidida por el francés Platini, la entidad directiva del futbol europeo ha demostrado un chauvinismo inadmisible. Después de felicitar al Atlético por la organización del partido, disputado el 1 de octubre, y tras dejar en blanco la casilla de su informe relativa a «racismo», la UEFA ha admitido como verdades las denuncias de Pape Diouf, presidente del Marsella, que informó a Platini de los «insultos racistas» y «de las agresiones de los agentes». Además, los ultras galos enviaron misivas a Nicolás Sarkozy, criticando a nuestra Policía. Y Platini remató con una carta a Rodríguez Zapatero en la que se quejó de las fuerzas del orden españolas.
Las acusaciones trascienden el fútbol y han suscitado la reacción del Gobierno español. Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior, expresó su indignación por el castigo impuesto al Atlético y centró la defensa de las fuerzas de seguridad «en el informe de los agentes, en las diligencias judiciales abiertas contra el aficionado detenido y en los vídeos. Me voy a reunir hoy con Enrique Cerezo para entregarle la información y los vídeos. Y luego veremos si ese señor Gaillard, portavoz de UEFA sostiene lo que ha dicho».
Rubalcaba apoyó la acción policial en las gradas, base del primer litigio. La UEFA opina que los agentes no debieron intentar retirar una pancarta. El ministro no está de acuerdo: «Los seguidores franceses colocaron una pancarta incitando a la violencia que no se puede admitir. La Policía quiso retirarla y los aficionados arrancaron sillas y las tiraron a los agentes. Uno de ellos tuvo que ser trasladado a un hospital».
La Policía Nacional, de hecho, acudió a defender a los gendarmes galos que controlaban a los radicales y que no pudieron retirar esa pancarta.
El segundo litigio es la detención del hispano-francés Santos Mirasierra, que sigue encarcelado en Soto del Real. El energúmeno le rompió la cabeza a un policía con una botella, lanzada desde el autobús. Los ultras se quejaron porque su amigo fue sacado del bus «tirándole del pelo». El ministro manifestó que «existen diligencias judiciales» que evidencian la brutalidad del acusado.
«Que le den los tres puntos al Liverpool», declaraba Cerezo a ABC. El presidente señaló que el relato de los hechos, tal y como los explica el ministro, serán la base del recurso. Una defensa jurídica que tiene de plazo hasta el viernes.
El tercer punto del escándalo son los actos de racismo. El Olympique denuncia «imitaciones de monos». Un periodista francés, negro, se bajó los pantalones ante el público y fue agredido. Además, Javier Aguirre «insultó a Valbuena», jugador visitante, y ha sido suspendido también por dos partidos. Cerezo destacó que «no se puede cerrar un estadio por hechos aislados de unos pocos aficionados». No se ha castigado al Olympique por el comportamiento de sus forofos, que orinaron sobre los del Atlético.
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