La propuesta ya está sobre la mesa del despacho de Enrique Cerezo. El consejo de administración del Valencia ha ofrecido el campo de Mestalla al presidente del Atlético de Madrid para el duelo de la tercera jornada de la Liga de Campeones, frente al Liverpool la próxima semana, que por el castigo que le ha impuesto la UEFA deberá disputarse al menos a 300 kilómetros de la capital.

El campo de Mestalla es una alternativa, como lo son La Cartuja de Sevilla, el Camp Nou o el Olímpico de Montjuïc e incluso el Martínez Valero de Elche. Todos estadios cinco estrellas. Pero en el caso de ser elegido el recinto de Valencia, entrañaría el morbo de volver a ver cuatro años después a Rafa Benítez en el escenario donde comenzó su meteórica escalada en los banquillos, hasta convertir al club blanquinegro en el mejor del mundo.

Como consecuencia de los disturbios ocurridos en los prolegómenos del encuentro del pasado 1 de octubre entre el Atlético de Madrid y el Olympique de Marsella, la UEFA anunció ayer la clausura del estadio Vicente Calderón por dos partidos, más otro que queda en suspenso a expensas de que el equipo rojiblanco no se vea inmerso en nuevos incidentes de público en un periodo de cinco años.

“A lo largo de todo el partido se registraron múltiples cánticos contra jugadores que no eran blancos y hubo problemas con seguidores con minusvalías que compraron su entrada y no se les acomodó en áreas con visibilidad”, señaló el portavoz de la UEFA, William Gaillard, quien calificó todos los hechos como una “falta de respeto” hacia la política de ese organismo, que aboga por una “tolerancia cero”.

Además, censuró la actuación de la Policía española, que en un comunicado no tardó en replicar y dar cuenta de que su actuación “estuvo ajustada a la respuesta necesaria ante el violento comportamiento de los seguidores franceses”.

Curiosamente, en los informes del delegado de seguridad de la UEFA en el citado partido – cuya traducción fue facilitada por la entidad madrileña – no se alude a los citados gritos racistas y en cambio se carga contra las fuerzas de seguridad al asegurar que “sin ninguna duda, la razón de los incidentes se debe a la retirada injustificada de la pancarta de la afición visitante por parte de la Policía”.

Aunque los servicios jurídicos del Atlético van a presentar un recurso ante el Comité de Apelación del organismo futbolístico continental, debido a la premura ya se han barajado distintos escenarios como alternativas para acoger el encuentro frente al club británico. Fernando Torres podría quedarse sin su sueño de volver al Calderón.

El próximo viernes, a las 12 horas expira el plazo para presentar el recurso y consta que el Atlético esperará hasta el último instante para ganar tiempo. La UEFA quiere imponer un castigo ejemplarizante y el club del Calderón pretende, en todo caso, aplazar la sanción a otras jornadas para que el duelo con el Liverpool se pueda jugar en Madrid, algo que también desean los británicos.

El Atlético ha despachado 55.000 localidades, muchas de las cuales tendrá que devolver si se juega lejos de Madrid, mientras que en Liverpool consideran que el castigo llega tarde y que la UEFA debería tener en cuenta las necesidades de los equipos. Por eso, tal como explico el director general Rick Parry, ha enviado un comunicado al organismo europeo en el que expone que el club cuenta con unos 3.000 aficionados preparados para desplazarse y acudir a Madrid al partido, y muestra su preocupación porque la mayoría tienen todos los preparativos del viaje ya listos. Y si se juega en otra capital (a no menos de 300 kilómetros) ocasionaría más gastos para los hinchas y, a la vez, problemas en la seguridad y control policial.

El Atlético, al mismo tiempo que estudia el recurso, valora las alternativas que se le presentan y los enlaces para el desplazamiento de los seguidores. A Valencia son 355 kilómetros, a Elche 413, a Sevilla 533 y a Barcelona 623 kilómetros, aunque estas dos últimas ciudades están unidas a la capital por el AVE.

De cualquier forma, el inconveniente que puede presentar Mestalla radica en la capacidad. Es del orden de 53.000 espectadores, pero la UEFA lo reduce siempre a unos 47.000, al eliminar una serie de asientos por cuestiones de protocolo y seguridad. El recinto ilicitano queda todavía más atrás, pues sólo tiene capacidad para 39.000 espectadores, mientras que la Cartuja de Sevilla puede albergar 65.000, el Camp Nou 98.000 y en el Olímpico de Montjuïc, 55.900.