"No acepto lecciones de moral de los países desarrollados"

Abdoulaye Wade, presidente de Senegal

El País, MANUEL ANSEDE -, 14-10-2008

Cae la noche en el Palacio Presidencial de Dakar y solo se escucha el zumbido del aire acondicionado, hasta que un grito de “¡gol!” desata la euforia entre la guardia palaciega. El presidente de la República de Senegal, Abdoulaye Wade (Kébémer, 1926), acaba de retrasar una hora su entrevista con este periódico para terminar de ver el partido de fútbol que enfrenta a su país con la selección de Gambia. Durante 90 minutos, Gorgui viejo, en la lengua local wolof, como le conocen los senegaleses aparca sus preocupaciones, como la orden de arresto internacional emitida el pasado 12 de septiembre por el juez francés Jean-Wilfrid Noël contra nueve ex altos cargos del país, incluido el antiguo primer ministro Mame Madior Boye, por su posible implicación en el naufragio del Joola. Este barco, que completaba la ruta Ziguinchor-Dakar, se hundió a causa de la sobrecarga el 26 de septiembre de 2002. Murieron 1.864 personas, entre ellas tres españoles.

Debido a la crisis económica, España ha revisado su política de inmigración. ¿Qué piensa de esta parada brusca de los flujos migratorios legales, teniendo en cuenta que el 2,1% del PIB de su país depende de las remesas que envían los senegaleses que viven en España?

Es evidente que en este contexto los inmigrantes senegaleses en España enviarán menos dinero, pero hay que aceptar las reglas. Dicho esto, hay que denunciar que Europa está construyendo una barricada contra África. Las leyes para recortar la inmigración están dirigidas contra el África negra: al mismo tiempo, la Unión Mediterránea busca acercar los países del norte de África a la Unión Europea (UE). Existe un intento de aislar al África negra, y no debemos aceptarlo.

¿Cuál es su respuestaa este intento de aislamiento?

Yo preconizo una alianza económica y cultural con Suramérica e India en una primera etapa. Si nos cierran la puerta, hay que mirar a izquierda y derecha. A la izquierda tenemos los países de América Latina, como Brasil y Venezuela. Al otro lado se encuentra la India. Son economías que están progresando muy deprisa y nos pueden aportar la tecnología que nos hace falta. Somos complementarios, porque a India, en el contexto actual, le interesa conquistar el mercado africano. Ya hemos empezado a dialogar y hemos propuesto una concertación económica.

El ministro español de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ha afirmado que va a visitar Senegal antes de fin de año. ¿Está usted informado?
Estoy más o menos al corriente.

¿Va a aprovechar la ocasión para denunciar la barricadaque menciona contra África?

Es normal que dos socios como Senegal y España se informen. Pero, sean cuales sean las circunstancias, el primer objetivo es explotar los aspectos en los que somos compatibles y reforzar nuestra cooperación. España es víctima de la inmigración salvaje y quiere eliminarla. Nosotros estamos absolutamente de acuerdo. De hecho, España me acaba de confirmar que próximamente nos van a proporcionar más equipos para reforzar nuestra capacidad para vigilar el mar.

¿En qué consiste esa ayuda?

Helicópteros y aviones.

Dice que está en contra de la inmigración ilegal, pero en España también se está cerrando el grifo de la inmigración legal.

Es posible, pero yo también quiero que los africanos se queden en el continente para construir África. La Unión Mediterránea, concebida en Barcelona como una cooperación económica, ahora es algo más. Yo no estoy en contra, porque es cierto que nosotros no somos como los países del norte de África. Si estos países van con Europa, la integración de las naciones del sur del Sáhara será más fácil. Hay que decir las cosas como son, incluso si yo soy partidario de caminar hacia los Estados Unidos de África con
Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Egipto. Pero si deciden mirar a Europa, yo diré: “Tanto mejor”. Si algunos de estos países camina hacia el Mediterráneo, no me quitará el sueño.

Hablemos de justicia. ¿Cree que la ley de competencia universal de la justicia que han aprobado y aplican algunos países es, en realidad, una Leyde Competencia Africana?

El revolucionario francés Nicolas de Condorcet decía que las sumas de las voluntades individuales no pueden conducir a una voluntad general. Necesitamos una ley supranacional que integre las contradicciones actuales para alcanzar algo realmente supranacional. Nosotros hemos dicho que cualquier criminal, incluso un jefe de Estado, debe ser juzgado. Pero es absurdo que un ciudadano que tenga un problema denuncie a todo el mundo, hasta al primer ministro, en lugar de ceñirse a las personas que cometieron el delito.

¿Cree que el juez francés que ha pedido el arresto de nueve antiguos altos cargos de Senegal ha ido demasiado lejos?

Es la Ley francesa la que va demasiado lejos, el juez simplemente la ha aplicado. Pero nosotros hemos adoptado la misma ley en la Asamblea Nacional. Y ha habido muchos senegaleses muertos en Francia en circunstancias en las que incluso el Estado francés está implicado. Un joven senegalés fue asesinado por la Policía, asfixiado. Entonces, la Policía es responsable, el ministro del Interior es responsable y el primer ministro también. Cuando Sarkozy era ministro del Interior, dos senegaleses estaban alojados en una casa suministrada por el Ayuntamiento y un incendio acabó con su vida. Podríamos proceder como Francia y perseguir judicialmente al primer ministro de la época, Dominique de Villepin, etc. Lo digo para dejar claro que esta ley es absurda. No sostenemos, en absoluto, que no haya que perseguir a los responsables del accidente del Joola. Pero nos corresponde a nosotros. El procurador de la República, tras determinar las sanciones administrativas y las indemnizaciones correspondientes, y considerando que el capitán del barco también murió en el naufragio, archivó el caso. Pero eso no significa que no se pueda reabrir.

¿Teme ser requerido usted también por la Justicia francesa?

Es algo que podría ocurrir.

¿Se han planteado impulsar que se lance desde Senegal una orden de arresto internacional contra Villepin, Sarkozy o Raffarin?

Sí, por supuesto. Aunque creo que este sistema de competencia universal de la Justicia, tal y como está concebido hoy en día, es totalmente absurdo y va a complicar las relaciones internacionales. Yo sé que el Gobierno francés tampoco está de acuerdo con este sistema. En la actualidad, Francia está gobernada por los jueces, nada los detiene.

¿Cree que, en la actualidad, África es capaz de juzgara sus criminales?

Hay que conseguirlo. A Hissène Habré [ex dictador de Chad, acusado de tortura y graves violaciones de los derechos humanos y que vive exiliado en Senegal desde que fue derrocado] no le habría juzgado nadie si Senegal no hubiera aceptado hacerlo. Pero primero hay que crear un tribunal, porque en la Unión Africana todavía no hay un Tribunal Penal permanente.

Sin embargo, hace ya dos años que la Unión Africana delegó en Senegal para juzgar a Habré y todavía estamos esperando.

Sí, pero hay que decir que, en el caso de Habré, la gente habla mucho y hace poco. Nosotros hemos aceptado la responsabilidad de juzgarlo, pero no hemos dicho que fuésemos a pagar los gastos. Es la Unión Africana la que debe financiar el juicio. Ahora algunas ONG que apoyan a las víctimas y ciertos países de la UE han expresado su intención de contribuir al proceso. Y un senador estadounidense también me ha asegurado que quieren participar. ¡Pero hasta ahora no hemos visto un dólar! Nosotros hemos adoptado nuestra Ley para poder juzgar a Habré, pero yo no quiero utilizar el dinero de Senegal para hacerlo cuando debería ser juzgado por la Unión Africana.

¿Veremos a Habré delantede los jueces?

Espero que se movilicen, porque yo no voy a guardar indefinidamente a Habré. Hace falta dinero para pagar a los magistrados, los tribunales, los viajes de los jueces a Yamena y de los testigos a Senegal. Alguien tiene que pagar estos gastos, y no será Senegal. Este es el problema que tenemos.

¿El juicio se puede retrasar mucho tiempo?

Corremos el riesgo de que se retrase mucho. Si esto continúa, le diré a la Unión Africana que retome el caso.

¿Y Habré?

Haré que abandone Senegal, aunque no sé adónde irá. Yo no estoy obligado a juzgarlo. Lo acepto, pero que me den los medios.

El ministro de Justicia de Senegal, Madické Niang, es el antiguo abogado de Habré…

Esto no supone ningún problema. Él no es un juez, es un administrador.

Pero es extraño, en cualquier caso.

Sarkozy también era abogado. Yo no voy a modificar mi Gobierno para juzgar a Habré. Es cierto que el ministro de Justicia era abogado de Habré, pero no es parte en este caso.

Si Senegal tiene la voluntad política de juzgar a Habré, un ex presidente de otro país, ¿por qué no aceptan que un antiguo primer ministro senegalés sea juzgado por un juez francés en el caso del ‘Joola’?

Porque la Justicia francesa no es competente. En el caso de Habré, África tiene la competencia. La Unión Africana la ha delegado en nosotros, pero el juez francés no tiene derecho a juzgar aquí. ¿Por qué no podría yo entonces juzgar a cualquiera en Francia? Los hechos ocurrieron en Senegal y deben juzgarse en Senegal.

El director del diario independiente ‘24 Heures Chrono’, El Malick Seck, le ha difamado utilizando fuentes vagas y ha sido condenado por ello a tres años de prisión. ¿Cree que la cárcel es una buena respuesta?

Yo no hago el Código Penal, eso es competencia de la Asamblea Nacional y el Senado. Un periodista es un ciudadano como otro cualquiera: si ha cometido un delito hay que perseguirlo. Además, si hubiera sido una excepción, yo lo hubiera dejado correr, pero uno no puede pasarse toda la vida difamando sin consecuencias. Es bueno que, a veces, la gente entienda que hay límites que no se pueden sobrepasar.

El pasado mayo, usted pidióla supresión de la Organización de Naciones Unidaspara la Agricultura y la Alimentación (FAO). ¿Ha cambiado de opinión?

¿Por qué iba a cambiar de opinión, porque la ONU nos ha dado algunas semillas? En mi opinión, hay que racionalizar. Dentro de la deuda, hay factores inútiles que la inflan. Yo creo que organizaciones como la FAO, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) o el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola tienen la misma función. ¿Para qué mantener instituciones que hacen lo mismo? Buena parte de sus presupuestos se va en gastos de administración. Hoy la FAO tiene 3.500 funcionarios. ¿Para qué? Se autodenominan expertos. ¿Expertos de qué? Consumen muchos recursos, y estos se contabilizan como ayuda a África. Además, un organismo cuya función es ayudar al Tercer Mundo debería ubicarse en el Tercer Mundo. No se pueden arreglar los problemas del cacahuete en Senegal desde Roma. Yo abogo por fusionar estas organizaciones en una sola, implantada en África.

Aun así, parece que también existe un problema con los políticos. Según el último informe de Transparency International, en Senegal todavía hay demasiada corrupción. ¿El dinero no llega a su destino?

Los países desarrollados deberían callarse y no hablar de corrupción, porque son los más corruptos del mundo. No me tienen que dar lecciones de moral. Yo sé perfectamente que aquí hay corrupción, pero los tribunales condenan todos los días a corruptos. Hacemos todo lo posible para luchar contra esta lacra. Y nosotros sabemos lo que ocurre en los demás países. En Francia, el proceso del Angolagate [una presunta operación de tráfico ilegal de armas a Angola, en la que están implicados políticos y empresarios franceses], ¿qué es? En Europa no hay policías corruptos que se inventen multas para cobrar 2.000 francos CFA [unos tres euros], pero hay otras formas de corrupción en el ámbito de los bancos y las finanzas. La corrupción no tiene patria.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)