Políticos, dirigentes federativos, técnicos, ex jugadores y sociólogos han encendido la alarma en Italia ante los incidentes provocados el pasado sábado por los aficionados de extrema derecha que apoyaron a la selección en Sofía. Temen que la violencia llegue a marcar los compromisos de su selección.

Hasta el pasado sábado, los incidentes violentos en el calcio estaban protagonizados por seguidores ultras de clubes. Ahora se teme que el fenómeno contagie a la selección, tras la detención el sábado en Sofía donde Italia se midió a Bulgaria en partido de la fase de clasificación para el Mundial 2010 de tres italianos ultraderechistas, parte de un grupo que quemó una bandera búlgara, se enfrentó a hinchas locales, lanzó objetos al campo, gritó sin parar canciones fascistas y coreó vivas a Mussolini.

En el 2002 se creó el grupo Ultras Italia, integrado por unos quinientos seguidores de la azzurra que lucían banderas italianas con el nombre de su ciudad de procedencia. Entre ellos predominaba la ideología de extrema derecha que «apoyan a la selección con una cierta dosis de nacionalismo», como declaró a Il Corriere della Sera el sociólogo Carlo Balestri, pero hasta ahora no estaban muy organizados ni habían causado incidentes de gravedad.

La primera medida tras lo sucedido en Sofía la ha anunciado el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Giancarlo Abete, que declaró que no pedirán entradas para los desplazamientos de su selección, hasta que no estén «seguros» de que no se repetirán hechos como los del sábado.