Un enfrentamiento entre rumanos y árabes no fue controlado por falta de personal

Un enfrentamiento entre rumanos y árabes no fue controlado por falta de personal

El sindicato de prisiones Acaip denunció ayer la «pelea multitudinaria» ocurrida el domingo en la prisión de Topas (Salamanca) entre internos de nacionalidad rumana y árabe que se encontraban en el módulo de los calificados como no conflictivos y que se saldó con numerosos heridos, uno de ellos apuñalado en el cuello.

Los hechos, según un comunicado hecho público ayer por Acaip, «no pudieron ser controlados por el escaso personal de servicio», funcionarios que «temieron no poder controlar la situación dada la violencia empleada por los presos participantes».

La nota añade que tras un cacheo posterior «fueron requisadas cuatro armas de fabricación casera en poder de los reclusos [pinchos carcelarios], uno de ellos de grandes proporciones», circunstancia que originó el «aislamiento de tres internos y el traslado de módulo de otros cuatro».

Se da la circunstancia – prosigue el comunicado – que días atrás se había cambiado la ubicación de reclusos dentro de la prisión «para dejar sitio a los preventivos que van a ingresar procedentes de los centros de Madrid».

Esta situación, según el sindicato, ha hecho que el movimiento de internos «haya roto el débil equilibrio existente en algunos departamentos con la llegada de más reclusos de la misma nacionalidad».

Como consecuencia del malestar existente entre los trabajadores, todos los sindicatos con representación en Topas han hecho una petición conjunta dirigida al Ministro del Interior, a la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, al delegado del Gobierno de Castilla y León y a los subdelegados de Zamora y Salamanca, para ver si «de una vez por todas se atiende la petición de aumento de efectivos», concluye el comunicado.

El origen de los hechos es confuso, aunque todo apunta a una agresión a un preso rumano por parte de otro de origen musulmán, un enfrentamiento que se trasladó a nivel colectivo. El 30 de septiembre, otro numeroso grupo de reclusos la emprendió a puñetazos durante un reparto de cajetillas de tabaco que habían sido robadas en el economato de la prisión.