Decenas de familias viven desde hace unos meses en el primer asentamiento de gitanos rumanos que ha surgido en San Sebastián de los Reyes. No tienen luz ni agua, y el Ayuntamiento dice que los expulsará en poco tiempo Sanse es la cuna de uno de los nuevos campamentos rumanos. Es la primera vez que esta población tiene personas alojadas de manera ilegal en su territorio, y algunos vecinos ya empiezan a recelar. En el campamento habitan unas 20 o 30 familias de gitanos rumanos que, como en todos los núcleos chabolistas, están repletas de niños.

Una pequeña de unos siete años se acerca a otros críos sujetando algo en la mano. Al verlo, sus amigos, de entre cuatro y 10 años, gritan y huyen despavoridos. Con frialdad, la pequeña sostiene de la cola a un pequeño ratón muerto. Sonríe pícara. Tras el susto, todos vuelven a jugar juntos.

«Aquí estamos mal, no tenemos agua y la luz va y viene, pero peor estábamos en Rumanía, donde no teníamos qué comer», explica Dayinia, una gitana rumana de 50 años que junto a su familia se trasladó hace varios meses a este asentamiento de la zona rural de San Sebastián de los Reyes.

El poblado está situado en una parcela abandonada con numerosas construcciones de ladrillo, y algunos lo llaman El Arbol del Ahorcado. Los niños corretean de un lado a otro, mientras los mayores van y vienen con basura recogida en el cercano centro comercial de Plaza Norte. «Aquí vivimos de la chatarra, pero da poco dinero», asegura uno de ellos.

Los habitantes de este poblado proceden de varios lugares: antiguos asentamientos de Fuencarral, la Cañada Real, del inundado Gallinero, de Vigo e incluso de Italia. Varios rumanos hablan entre ellos en italiano, pero niegan haber estado allí. «Lo aprendimos en Rumanía, en la escuela», aseguran sin mucha fe. Temen represalias. Tienen miedo.

Un familiar suyo, que vive en otro asentamiento en Fuencarral, confirma que varias familias vinieron hace pocos meses en autobús desde Salerno, muy cerca de Nápoles. Italia ha expulsado a cientos de rumanos después de que el Gobierno italiano aprobara hace casi un año un decreto urgente para la deportación de ciudadanos comunitarios por «motivos de seguridad». Miguel F. Stefanescu, presidente de la Federación de Rumanos, dice que unos mil compatriotas han venido a Madrid desde Italia por las «políticas xenófobas» de Berlusconi.

Desde el Ayuntamiento aseguran que no tienen constancia de inmigraciones de rumanos desde Italia. «Allí no nos trataron mal, pero no teníamos qué comer. Vinimos aquí buscando trabajo, pero nada, acabo de venir de Portugal y tampoco», recuerda Mariano en el poblado de Fuencarral, que cuchichea algo en italiano con un amigo.

Todos sospechan cuando les preguntan por Italia, aunque los que reconocen haber estado también dicen que no les pasó nada malo. «¿Para qué quieres saber si hablo italiano?», replica al ser preguntado. En este otro asentamiento, frente a la sede de Telecinco, antiguo poblado de gitanos, viven unas 10 familias.

En San Sebastián, en cambio, viven más de 100 personas. «Cuando la Policía viene les decimos que José Manuel, el dueño de estas casas, nos deja estar aquí, y ellos se van. José Manuel es muy bueno, estuvo trabajando en Rumanía», indica uno de los nuevos vecinos de Sanse.

Sin embargo, otras fuentes indican que los dueños ya han denunciado a los okupas, y el concejal de seguridad del municipio, Jorge Calderón, aseguró ayer que están esperando una orden judicial para desmantelar el asentamiento.

En este caso, como siempre, las mayores víctimas son los niños, que no tienen ropa, comida, medicinas ni educación. El Arbol del Ahorcado tampoco tiene agua, y la romería de zíngaros que desfila por el Camino del Juncal cargada de botellas de agua es interminable. Ellos dicen que por el momento son felices porque viven tranquilos. Lo que no saben es por cuánto tiempo.

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Vídeo:

Vea cómo viven los habitantes de El Arbol del Ahorcado.