Humildes pero juntos

Los inmigrantes menos cualificados son los más interesados en traer a sus familias

La Vanguardia, , 10-10-2008

LUIS BENVENUTY – Barcelona
Camareros ecuatorianos, chinos dedicados a la confección, pakistaníes ajetreados tras el mostrador de un colmado… No importa de dónde sean. Los inmigrantes asentados en la ciudad de Barcelona con mayor interés en traer hasta aquí a sus familias, principalmente a sus mujeres y a sus hijos, no son en verdad los mejor formados de todos los nouvinguts de la capital catalana. Ni los más adinerados. De hecho, sus empleos tienen por lo general una escasa proyección profesional. Pero, después de un lustro en Catalunya, estas personas disfrutan de una humilde estabilidad que se les antoja inalcanzable en los lugares donde nacieron. Su intención es la de vivir en estas latitudes durante muchos años. No tienen tanto miedo a la coyuntura económica que puedan padecer aquí como a la que sufrirían si regresaran a su país de origen.

Estas son algunas de las conclusiones más llamativas de las que se dieron a conocer ayer en la presentación de un estudio municipal sobre las características de los extranjeros de Barcelona que piden que también se abran las puertas del país a sus parientes, un fenómeno en progresiva alza desde hace por lo menos tres años. Únicamente el año pasado, el 2,5 por ciento de los cerca de 281.000 inmigrantes empadronados en la urbe tramitaron los primeros pasos para hacer efectivo en un futuro próximo el reagrupamiento familiar.

Los chinos son, porcentualmente, los que parecen más interesados en reunir de nuevo a la familia. Pero este deseo es independiente de la nacionalidad. Y es que prácticamente el cuarenta por ciento de los extracomunitarios de Barcelona tiene la intención de algún día traer a esta tierra a sus seres más cercanos.

En todo caso, el reagrupamiento familiar es también un método oculto para legalizar situaciones irregulares, circunstancia que desvirtúa un tanto las estadísticas y las previsiones sobre cuánta gente llegará realmente a Barcelona por esta vía. Y es que el Consistorio tramitó el año pasado cerca de siete mil solicitudes para reagrupar a más de once mil personas. Pero el Ayuntamiento informa de que una cuarta parte de ellas ya vivían en la ciudad. Se trataría principalmente de cónyuges e hijos venidos de Ecuador y Bolivia que cruzaron las fronteras como turistas antes de que se estableciera el año pasado la obligatoriedad de obtener un visado. Las previsiones también dependen de los efectos de la crisis. Las solicitudes se han estabilizado en los últimos meses, “pero aún es pronto para aventurarse”.

Lo dijo Daniel de Torres, comisionado de la Alcaldía de Barcelona para la inmigración, quien además explicó que la mayor parte de los solicitantes de reagrupamiento familiar suelen ser “hombres de unos treinta y cinco años, y en menor medida mujeres de la misma edad, con estudios medios o básicos empleados en actividades que requieren de una cualificación media o pequeña”. Este perfil común, añadió el comisionado, explica mejor las características de estas personas que cualquier discriminación que pueda hacerse en función del país de origen. “En este sentido, un ciudadano marroquí informático tiene más posibilidades de comportarse como un argentino que como un compatriota dedicado a la construcción”, señaló.

De Torres agregó que la mayor parte de solicitudes de reagrupamiento familiar suelen presentarse tras una estancia en el país de unos cuatro o cinco años. Luego empiezan a preparar la llegada de los suyos. El primer paso para lograrlo es demostrar al Consistorio que se dispone de una vivienda digna. De las más de cerca de 16.000 solicitudes resueltas del 2005 al 2007, únicamente 2.225 (un 14%) fueron rechazadas.

Con todo, el reagrupamiento puede ser algo traumático. Muchos padres dejaron a sus hijos siendo unos niños, y ahora se reencuentran con adolescentes que en verdad apenas conocen. El distrito de Horta-Guinardó, en colaboración con las entidades vecinales, lleva a cabo desde hace un año y medio un programa de acogida que comprende desde asistencia psicológica hasta asesoría legal, pasando por la enseñanza de la cultura catalana.

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