ALMUDENA CARRACEDO DIRECTORA DE "MADE IN L.A."
"Es la humanidad de esta película la que nos dio el Emmy"
El certamen pamplonés presenta hoy (17.30, Civivox Iturrama) uno de los documentales de los que más se habla últimamente, "Made in L.A.", una historia de dignidad contada con emotividad y simpatía por una española en Estados Unidos.
Diario de Navarra, , 10-10-2008Nadie conocería a Lupe, Maura y María de no ser por esta película. No se sabría que Maura dejó a sus tres hijos para poder emigrar a Los Ángeles o que las tres llevaban más de 20 años trabajando en condiciones deplorables en el país más poderoso del mundo cuando un día decidieron organizarse y protestar. Almudena Carracedo pasó con ellas más de cinco años de manifestaciones y lucha contra la marca de ropa Forever 21.
El equipo era ella, con una cámara y un micrófono pegado, y así se convirtió en la sombra de estas mujeres. Esa constancia le brindó un premio Emmy para este documental, Made in L.A.
Las tres mujeres se van transformando en todos estos meses de lucha, ¿usted también lo hizo?
Para mí fue una lección. Mientras las mujeres seguían luchando yo no podía pensar en dejarlo. Cuando ocurre un bache en el ánimo y las movilizaciones lo único que pensaba era seguir grabando. Algo saldría que se pudiera evaluar como final. Fueron unos momentos muy duros. Sin embargo llega un momento que tu compromiso con la historia y sus protagonistas es tal que no se te pasa por la cabeza dejarlo. Al revés.
Pero en algún momento tendría pensado un plan B para el final por si no era el esperado, ¿no?
Tanto si ganaban como si no lo más importante de la película era su transformación personal. Si no hubieran ganado la campaña o la hubieran dejado a la mitad habríamos podido extraer cual era su cambio personal a través de esa lucha. La película utiliza la campaña como base para una estructura narrativa pero su corazón es la transformación de las mujeres, cómo empiezan a encontrar su identidad personal. La organización empieza a impactarlas, es un poco como la madre de Gorki, que el mero hecho de reclamar tus derechos empieza a transformarte. En este caso no sólo como mujer, sino también como inmigrante y trabajadora. Y usted consigue ser su sombra, cuenta desde cómo se pintan los ojos hasta lo que piensan.
Es un ejemplo de que de algo malo puedes hacer algo bueno, como dice Lupe. Los cuatro primeros años teníamos una financiación básicamente de la comunidad, hacíamos fiestas de recaudación. Luego ya recibimos dinero del Sundance Institute y de la televisión pública de Estados Unidos. Los primeros años fueron difíciles y por esa falta de financiación que teníamos la película la grabé yo. Y precisamente el hecho de que era un equipo muy limitado ayudó a crear una relación de intimidad con las mujeres que es uno de los pilares fundamentales del documental. No tienen ninguna percepción de que la cámara está ahí, porque ellas hablan conmigo.
Uno de los momentos más emotivos es cuando van al museo de la inmigración en Nueva York y dicen asombradas que no ha cambiado nada, ¿verdad?
Fue un momento especial para todos. Para la película, porque inicialmente iba a ser un vídeo educativo de diez minutos para que ellos utilizaran en su campaña. Al año de estar grabando fuimos a Nueva York y a Washington. Ahí me di cuenta que ya no necesitaba cinco meses de rodaje. Me di cuenta que las mujeres estaban cambiando, y decidí que la película era mucho más grande. Pero aparte de eso para Lupe fue una epifanía casi, y para mí también, que no había estado nunca en Nueva York. El darse cuenta de que no sólo es su historia, que forma parte de una historia muchísimo más grande, no ya de emigración, sino de lucha por los derechos laborales. Ese darte cuenta es al mismo tiempo triste pero también te dota de una fuerza y de unas ganas de luchar.
Ella luego dice que la ignorancia de alguna manera le protegía.
Es verdad, cuando vives absorto en tu mundo y piensas que eres el único que tiene problemas vives muy limitado, mientras que cuando te das cuenta que eres una hormiguita más en esta lucha global te empiezas a sentir mucho más pequeñito y te das cuenta que el mundo está fatal.
Es muy gracioso cuando ve por primera vez la estatua de la libertad y dice: “bah, un poco verde”.
Sí, es que es muy graciosa. Todavía tenemos la impresión de que los documentales son muy serios y cuando la gente va a ver nuestra película lo primero que dice es: “¡Es como una película!”. Sí, es una película, documental. No esperan que van a reír o llorar, o que se van a identificar con las mujeres de esa manera.
Por lo menos Forever 21 ya no explotará tanto.
Sí, pero hay mil Forever 21. Aparte del textil, las condiciones son parecidas a muchos trabajos.
¿El hecho de recibir el premio Emmy significa que en Estados Unidos hacen autocrítica?
Claro. Nosotros no nos los esperábamos, era una película política, social, feminista, de defensa de los derechos de los inmigrantes… fuimos a la ceremonia casi para disfrutarla. Lo que ocurre es que el tema de la inmigración es un tema muy caliente y por otro lado yo creo que fue el hecho de humanizar la vida de estas mujeres lo que convenció a los miembros de la academia. Fue muy bonito cuando le dediqué la película a ellas y estaba diciendo “tres mujeres inmigrantes latinas” y antes de terminar hubo gente que aplaudió. Es la humanidad que se desprende de la película lo que nos dio el Emmy.
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