El conseller de Educació, Ernest Maragall, vino a reconocer ayer que el sistema educativo catalán corre riesgo de deterioro por la llegada masiva de inmigrantes, ya que ésta significa un importante e inasumible aumento del ratio de alumnos por clase. La situación se agrava por el hecho diferencial de Cataluña, que obliga a dar clase en catalán a los recien llegados merced a la política de inmersión lingüística puesta en marcha desde principios de los años 80.

Dificultades idiomáticas aparte, lo cierto es que el sistema educativo catalán padece una situación de masificación que se ha hecho patente en el comienzo de este curso: el 53% de las clases de Primaria de Santa Coloma de Gramenet, el 38% de Hospitalet de Llobregat y el 22% de Badalona superan el ratio de 25 alumnos por aula. Las protestas de sindicatos y asociaciones se han multiplicado, pero el conseller Maragall reconoció ayer que sólo 30 o 40 alumnos están sin plaza, ya que el resto de los incorporados este curso han sido absorbidos por la escuela concertada.

La situación se agrava por las aproximadamente 4.000 incorporaciones que se prevén para diciembre o enero, cuando se produzcan las reagrupaciones familiares previstas, la mayoría correspondientes a niños del área latinoamericana, que terminan el colegio en sus países de origen dentro de un par de meses. Si en la actualidad ya hay varios miles de alumnos catalanes que han de estudiar en barracones, la Generalitat se encontrará con un verdadero problema para ubicarlos convenientemente. El Govern debe estudiar en profundidad esta situación para paliar en lo posible el previsible colapso de la comunidad educativa catalana.