Cada cual afronta las dificultades económicas a su manera y los extranjeros no son una excepción. La población de origen sudamericano prefiere hacer acopio de los alimentos más económicos en previsión de una posible subida de precios. En el mercado de Maravillas no es extraño ver desfilar a clientes que cargan con pesados sacos de patatas a sus espaldas. Cada fardo pesa 25 kilogramos, pero su precio es de sólo siete euros, lo que anima a estas personas a realizar el esfuerzo. Asimismo, las pollerías son los otros grandes centros de peregrinación a los que acuden los iberoamericanos con menos recursos. De nuevo, el asequible precio de un pollo – por solo dos euros – hace que sea el alimento preferido por una capa de la población que no está pasando por su mejor momento.

Una ecuatoriana que ayer hacía cola con un niño recién nacido en brazos se quejó del elevado precio de la comida. «Solía comprar pescado y carne de ternera. Ahora es más difícil hacer frente a los gastos. Tras el parto he tenido que volver a trabajar antes de lo previsto para poder seguir llenando la cesta de la compra», manifestó esta joven de apenas 22 años.

Por otra parte, los propietarios de las tiendas de productos típicos de Sudamérica, como el mate o el maíz, también se lamentaban de la situación actual. El dueño de uno de estos comercios explicó que muchos de sus compatriotas se han vuelto a sus naciones de origen o se han ido al campo a buscar trabajo. «Con la crisis de la construcción mucha gente perdió su empleo y se marchó. Ahora tengo menos clientes», concluyó.