LE CLEZIO, NOBEL DE LITERATURA
Una literatura de fusión
El Mundo, , 10-10-2008Hasta las mismas puertas de la Academia Sueca ha llegado la imparable moda de la fusión. J – M. G. Le Clézio es el flamante Premio Nobel de Literatura, un francés nacido en Niza, hijo de un oficial del ejército británico y una bretona descendiente de emigrados en una isla africana del océano Indico. Criado lejos del padre, entonces de servicio como médico en Nigeria, su infancia transcurrió en la Francia de posguerra.
Estos antecedentes familiares se corresponden con una literatura de innegable raíz europea, pero fascinada por continentes exóticos, como Africa y Latinoamérica. Una literatura de fusión que Le Clézio ha ejercido desde una experiencia vital especialmente viajera, casi nómada, buscadora de mundos nuevos que le ayudaran a sobrevivir la viciada cotidianidad occidental.
Tanto en sus novelas como en sus ensayos, se interesa por los temas del viaje, del exilio, de las travesías de ida y vuelta de la periferia a la metrópoli. En El pez dorado, es una joven marroquí con un pasado dramático que emigra clandestinamente a París y sufre todas las penurias de la marginalidad. En La cuarentena, la aventura tiene un recorrido inverso que lo reencuentra con su pasado familiar, con sus orígenes en la lejana Isla Mauricio.
El primer libro de Le Clézio que se publicó en castellano fue El atestado, una novela que recibió el Premio Renaudot, con sólo 23 años, pero que no llegó a obtener el Premio Formentor, que era su verdadera y gran ambición. En esa época es cuando hace su primer viaje a México, donde residiría algunos años. Y es cuando visita también Panamá, donde convive durante varios meses con los aborígenes de la etnia embera. Una experiencia que cambió su vida: «Mis ideas sobre la vida, el arte, la manera de estar con los demás, de caminar, comer, dormir, amar, incluso soñar».
Asumir ese mundo primitivo, en el que la vida se desarrolla con simplicidad y regida por los espíritus que convocan sus chamanes, asumirla no sólo como tema sino también como un sentimiento, es su forma de entenderlo y volverlo algo propio. El exotismo deja de ser mero testimonio para ser algo que se puede compartir y del que un occidental logra enriquecerse.
En ese mismo sentido, pueden leerse sus ensayos Las profecías del Chilam Balam y El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido, en los que profundiza su inmersión en la identidad de la América precolombina y su vigencia en la modernidad mexicana. Un interés por la diferencia y el atractivo de sus singularidades le lleva también a escribir un ensayo biográfico sobre dos grandes personajes de la cultura de ese país, los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, una biografía en la que se contraponen dos personalidades muy distintas y en la que se consuma ese ideal de fusión entre lo europeo y lo aborigen. Las dos caras de Frida, en la imagen esquizoide de su retrato duplicado en los dos mundos misteriosamente unidos por el corazón. Cuando Frida se une a Diego Rivera, su padre, un fotógrafo europeo, no puede dejar de exclamar: «Será la boda de un elefante y una paloma».
Le Clézio está seducido por esa pareja de creadores, y nos describe su relación tormentosa desde sus inicios hasta su ocaso. Una pareja extraña, envuelta en una fatídica pasión, en la que arden sus voluntades revolucionarias, tanto en la política como en el arte. Una rara pareja, incluso en sus relaciones eróticas. El choque entre la fuerza de Rivera y la fragilidad de Frida es quizá lo más evidente, aunque, tras esa debilidad aparente, ella escondía una insólita potencia. En medio de ello, los fantasmas de Trostky, con quién Frida tuvo una aventura amorosa, y de André Breton, que cruzó el océano con la bandera surrealista.
La mirada europea de Le Clézio no es la clásica fotografía de lo diferente que practicaron algunos escritores del siglo XIX, impregnados de la ideología colonial. En la suya se percibe con finura esa conciencia de la coincidencia en el tiempo y de la inevitable interconexión de las culturas distintas.
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