Mesa de redacción
Intolerancia
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 09-10-2008E
STOY convencido de queErnesto Gasco , concejal de Seguridad Ciudadana de Donostia y diputado en Madrid, no es racista. No, al menos, más que la media de una sociedad en la que la intolerancia gana puntos de forma solapada, alimentada por una mezcla de miedo e ignorancia. Ernesto Gasco sabe bien lo que es sufrirla. Valoro su valentía para ser consecuente con lo que piensa y militar en un partido en el que sólo por ello uno se pone en el punto de mira de la peor expresión de fascismo, que se llama ETA. Y por haber dado un paso adelante con el fin de que la homosexualidad ocupe el espacio de normalidad que corresponde a toda opción personal. Pero se ha equivocado y su error contribuye a alimentar la intolerancia. En este caso, sobre las personas que dejan su tierra para vivir entre nosotros, algo, emigrar, de lo que los vascos sabemos más que nadie. Que una niña resulte herida en el transcurso de una intervención policial, ya es de por sí inquietante. Éste, junto con el de los heridos, es el único dato objetivo e incontrastable que se desprende de lo que ocurrió el pasado domingo por la tarde en un bar de Ondarreta. Todo lo demás, si los dueños del bar actuaron con violencia o lo hicieron los guardias municipales lo cual sería más grave ya lo dirimirá quien tiene los medios y la responsabilidad de hacerlo. Pero nadie, menos un político, puede decir que teme que “aquí la gente campe con normas que no son propias de nuestra ciudad” o que no va a permitir “estos comportamientos, aunque en otros países se den”. No es justo. No es tolerable. Peor aún, es peligroso.
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