Latinas que bailan en bares denuncian abusos
El Universo, , 07-10-2008| AP
Bailarinas vienen principalmente de México, Ecuador, Colombia y Rep. Dominicana.
Mientras las luces de neón iluminan la pista de baile de un centro nocturno en penumbra, un grupo de jóvenes latinoamericanas se sienta a las mesas. Beben gaseosas y esperan a que los hombres se acerquen y les ofrezcan dinero.
A cambio de $ 2 dólares las mujeres bailan una pieza con el cliente. Por $ 10 pueden bailar una tanda de canciones. Y si el pago es de $ 40 dólares, el baile se prolonga una hora.
La escena es común en algunos vecindarios de inmigrantes en la ciudad de Nueva York. Estos locales proporcionan una fuente de empleo para mujeres inmigrantes y una opción para los hombres que dejaron sus hogares para llegar a EE.UU. y buscan compañía en los bares. La forma de entretenimiento es legal, las bailarinas no son desnudistas ni ofrecen prostituirse, y a lo más que llegan es a tomar de la mano a sus clientes.
Pero algunas mujeres dicen que los clubes tienen un lado más oscuro. Se quejan de condiciones de explotación, hostigamiento sexual por parte de los clientes y violencia.
En diciembre del 2007, Adriana Valderrama, bailarina de 24 años, fue muerta a tiros y su compañero de baile quedó lesionado en el Tulcingo Café, uno de los locales más grandes de este tipo en Queens, que hoy es objeto de una investigación federal, sin detenidos.
Para muchas bailarinas, el estigma de trabajar en esos clubes representa el mayor problema. “Algunas veces la gente dice que somos prostitutas, pero no lo somos. Solo bailamos”, expresó Tania Zárate, mexicana de 35 años y quien baila en un club en Queens.
Muchos de estos lugares no pueden considerarse clubes nocturnos en el sentido estricto del término. Son bares que cuentan con una pista, donde las mujeres reciben dinero a cambio de bailar con alguien.
Las mujeres inmersas en esta actividad vienen de México, Ecuador, Colombia, República Dominicana y otros países latinoamericanos. Suelen ser madres solteras que emigraron para apoyar económicamente a la familia que dejaron en su país.
Una ecuatoriana de 26 años, casada y con tres hijos, dijo que empezó a bailar en un club poco después de llegar a EE.UU. Añadió que le oculta su verdadero trabajo a su esposo. “Él piensa que trabajo en un restaurante. No le gustaría que yo bebiera o bailara con otro hombre”, comentó. Los hombres con quienes baila en un club en Queens son en su mayoría jornaleros latinoamericanos. Otros son albañiles, jardineros y trabajadores de restaurantes.
Pero las bailarinas enfrentan otros riesgos, como la explotación laboral. Una demanda contra el Flamingo, club nocturno de música tropical en Queens, dice que los dueños del bar no pagaron salarios ni horas extra, colocaron un sistema de video en un vestuario para vigilar a las bailarinas y les ordenaron pagar tarifas de hasta $ 11 dólares para entrar al lugar, además de sancionarlas con multas si llegaban tarde o faltaban un día.
La ex bailarina colombiana Diana Trejos, de 40 años, quien presentó la demanda, dijo que las mujeres debían cumplir horarios, presentación de justificantes médicos si faltaban al trabajo por enfermedad y tenían que comprar uniformes para celebraciones especiales.
Apuntes
Tradición y vestimenta
Desde la depresión
La idea de mujeres que bailan con un hombre a cambio de dinero tiene una larga tradición en EE.UU. Durante la Depresión, los hombres en muchas grandes ciudades iban a los salones taxi – dance y pagaban a cambio de bailar. En aquel entonces, cada pieza costaba 10 centavos, y la mayoría de las mujeres provenía de Europa Oriental.
Clientes controlados
La forma de bailar de las latinas en estos bares de Nueva York puede ser más o menos sensual, pues en algunos de ellos exigen que las bailarinas utilicen uniformes entallados. En otros centros, visten con pantalones vaqueros y camisetas. También hay personal de seguridad, para controlar a los clientes que se propasan.
(Puede haber caducado)