La derechización austríaca
Deia, , 07-10-2008El avance de la extrema derecha en Austria ha provocado un terremoto político. Una coalición entre socialdemócratas y democristianos evitaría su llegada al poder, pero fue precisamente el descontento con estos partidos lo que precipitó el voto hacia la ultraderecha.
la victoria electoral de los partidos de derecha en Austria, que obtuvieron casi el 30% de los votos, provocó un shock dentro y fuera del país. Una vez más se deplora el “vuelco hacia la derecha”, y resurge el viejo mito de la “Austria nazi” que nunca trabajó sobre su pasado. Pero, ¿cuán derechista es Austria realmente? Los expertos sostienen que los éxitos electorales de Heinz-Christian Strache, con su partido FPO, y de Jorg Haider, con su formación BZO, no son otra cosa que una reacción de protesta del electorado.
La única fórmula para evitar su llegada al poder es la reedición de la gran coalición de socialdemócratas (SPO) y democristianos (OVP), los más votados en las elecciones anticipadas del pasado 28 de septiembre y cuyo fracasada gobierno en la última legislatura, que sólo duró dos años, disparó el descontento de la sociedad con los partidos tradicionales.
Hubert Jores, un vienés del décimo distrito de Viena, un clásico barrio obrero de la capital, afirma que apoyó al partido FPO porque la Austria de hoy ya no es la de antes. “Todo está venido a menos”, dice, y buena culpa de ello, asegura, la tienen los extranjeros. “No tenemos ningún otro partido que proteja los intereses patrióticos; el partido FPO es una solución de emergencia, por así decirlo”, reflexiona Hubert.
Para los politólogos, esta actitud de protesta acompañada de una latente xenofobia es la razón principal por la que tantos austríacos se inclinaron a votar el 28 de septiembre por las formaciones de derecha. “El resultado en su globalidad es en realidad una catástrofe para este país”, comenta el presidente de la comunidad judía de Viena, Ariel Muzicant.
similar a otros países Pero no debe incurrirse en el error de calificar a todos los austríacos de nazis, agrega. “El mayor número de votos no guarda relación con el hecho de que un creciente número de ciudadanos austríacos se identifique con ideologías de derecha”, opina el politólogo Peter Filzmaier. Esta posición de extremismo está representada por un núcleo duro y reducido, destaca, que no supera el 10% de los electores, una cantidad que en otros países se mueve en parámetros muy similares.
Si en Austria, como en Alemania, existiera un partido de izquierda como alternativa, señala Filzmaier, la derecha habría obtenido un resultado claramente peor. “Muchos electores contestatarios con raíces trabajadoras se volcaron hacia la extrema derecha ante la falta de una alternativa de extrema izquierda”.
Muchos temas como el encarecimiento de los productos, o una posición de crítica hacia la globalización, unifican según el politólogo, a los partidos en ambos extremos ideológicos. El desencanto por los temas políticos, la latente xenofobia y la sensación subjetiva de que el país está hoy en día peor que hace un par de años, movilizaron a muchos austríacos a votar contra sus simpatías políticas. “El voto de protesta no tiene una etiqueta ideológica”, afirma Peter Filzmaier.
mejores condiciones marco El investigador especializado en cuestiones de extrema derecha, Heribert Schiedel, cree en tanto que no puede restársele importancia al respaldo que recibe la derecha en la república alpina. “Los austríacos votaron por la derecha porque son de derecha”, asevera. Aunque reconoce que en Austria no hay más electores de derecha que en otros países, las condiciones marco para los partidos de extrema derecha serían mejores en Austria. Asimismo, según este investigador, la mitad de los electores tiene una visión xenófoba latente.
El partido FPO fue fundado en los años cincuenta, y un cierto “acostumbramiento” a sus tesis políticas puede degenerar en un caldo de cultivo más propicio para esa clase de ideologías que en otros países como Alemania, sin mayores consecuencias de rechazo social, señala Schiedel.
temor ante lo nuevo El experto considera que sus connacionales tienen una cierta “mentalidad de servilismo”, sumada a una pasividad política, que se explica por la falta de cambios radicales en el sistema político actual. Muchos austríacos viven en regiones rurales y sienten temor ante lo nuevo y distinto, como es el extranjero.
Además, Austria comenzó apenas durante los años ochenta a replantearse su papel durante la dictadura nazi. Scheidel asegura sentirse especialmente preocupado por que un creciente número de jóvenes se vuelque por los partidos de derecha y deseen una “personalidad fuerte” que dirija los destinos del país. “Es totalitario y antidemocrático; un problema que ocupará a Austria por mucho tiempo”, afirma.
(Puede haber caducado)