Compañía las 24 horas, 365 días al año
Diario de noticias de Gipuzkoa, 06-10-2008Nadie conoce la incidencia real del fenómeno, porque muchos están en España en situación irregular, sin papeles, pero hay estimaciones que cifran en más de 600.000 los inmigrantes que cuidan ancianos. Una realidad silenciosa, pero cada día más visible.
“Cubren una necesidad social acuciante. Además de cuidados, dan a nuestros mayores compañía y cariño, muchas veces en circunstancias muy difíciles”, aseguró Begoña Gutiérrez, vicepresidenta de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
“Es un trabajo muy duro que frecuentemente se desarrolla en un régimen casi de esclavitud, con jornadas de trabajo de veinticuatro horas los trescientos sesenta y cinco días del año, por un salario que casi nunca supera los 800 euros mensuales, destacó Isabel Quintana, presidenta de la Plataforma Estatal de Asociaciones de Trabajadoras del Hogar.
”Hay inmigrantes que, ante la imposibilidad de encontrar otro trabajo al llegar a nuestro país, o unas condiciones de vida dignas transcurrido un tiempo, aceptan ocuparse de un anciano por menos salario, quinientos o seiscientos euros. Y eso no lo deberíamos consentir", añade Isabel Quintana.
UGT consideró que “es preciso abordar de manera decidida el control y lucha contra el empleo irregular y la explotación laboral” de los inmigrantes. “No se puede esperar que los inmigrantes resuelvan situaciones coyunturales de necesidades en el mercado de trabajo y que vuelvan a sus países cuando éstas ya no existan, o que permanezcan anclados en determinados sectores de actividad y puestos de trabajo”, argumentó el sindicato en el último número de su revista “Unión”.
problema social El doctor Andreu Bover, director del departamento de Enfermería de la Universidad de Baleares, habla, en un estudio sobre inmigración y cuidado de ancianos, de que se trata de un “auténtico problema social”, el del “aumento progresivo de una población dependiente que ni las familias ni las instituciones pueden atender”.
“Su trabajo es esencial para muchas familias y para el mantenimiento de la salud de nuestras poblaciones”, destacó.
gran satisfacción Lluis Ballester, otro profesor de la Universidad de las Islas Baleares ha constatado el “muy alto grado de satisfacción que en general provoca el trabajo de los inmigrantes cuidadores, tanto entre los ancianos como entre sus familiares, pero, al igual que otros profesionales, apunta la necesidad de profesionalizar esos cuidados”.
María Ángeles García Antón, trabajadora social de Cruz Roja, no eludió hablar de “picaresca” y de “abusos”, tanto por parte de los cuidadores como de las familias que los contratan, y hace hincapié en su escasa preparación, cuando no ausencia total de conocimientos y experiencia para tan delicado trabajo. Esta trabajadora social plantea la necesidad de que las Administraciones públicas “tomen cartas en el asunto”, regulando las obligaciones y derechos de estos trabajadores y garantizando una formación. “Hay familias – dijo – que abusan en cuanto a las condiciones de trabajo de los cuidadores, pero hay también inmigrantes que se aprovechan de su generosidad y de las situaciones apuradas de las familias”.
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