Siete meses de trabajo, a la deriva en el Atlántico
El Día, , 05-10-2008El “supercayuco” que realizó la travesía desde Senegal con 229 personas fue construido en siete meses para que los pescadores faenaran durante días en alta mar, confiados en que España cumpliría su promesa de construir un almacén de pescado.
Los cayucos no se inventaron para emigrar de forma clandestina. Este tipo de embarcaciones abundan por toda la costa africana, aunque con diferenciaciones entre unos países y otros.
El último que ha alcanzado las costas canarias, el día 30 del pasado mes, tampoco fue ideado expresamente para las expediciones clandestinas, pese a que acabó sirviendo para eso.
Los senegaleses que construyeron con esmero durante siete meses el gran cayuco que realizó la travesía desde las costas africanas hasta Tenerife, con 229 personas a bordo, cambiaron el destino final de la embarcación.
Según explicaron a EL DÍA observadores internacionales que dialogaron en Senegal con los constructores del cayuco, a primeros del presente año comenzaron a realizar el trabajo de fabricar una piragua mucho más grande que las habituales, por encima de los 30 metros, con el fin de que pudiera aguantar con la máxima seguridad a un grupo de pescadores que se habían propuesto salir a faenar en alta mar, confiados en que España cumpliría su promesa de construir un almacén para el tratamiento del pescado, algo que, según ellos, todavía no se ha llevado a la práctica y que ha frenado sus expectativas de salir adelante.
Ante el desánimo del futuro que se les planteaba, los constructores del cayuco vieron otra forma de sacar partido a su trabajo vendiendo la nueva embarcación al mejor postor: los candidatos a la emigración clandestina.
El grupo que logró llegar a buen puerto fue rescatado por el barco “María Zambrano”, de Salvamento Marítimo, a 55 millas al sur de Gran Canaria. El capitán del buque, un aficionado a la fotografía que, además, cuenta con una cámara digital casi profesional, pudo sacar unas instantáneas del encuentro, que muestran el hacinamiento “ordenado” en el que habían realizado una travesía de cuatro días las 229 personas que habían partido desde un punto de Senegal en el cayuco que había sido construido para otra finalidad distinta.
Una vez realizado el rescate, la nueva embarcación quedó a la deriva en el Atlántico. Según expertos en la materia, existe la probabilidad de que las corrientes acerquen este cayuco hacia las costas Canarias.
Bolsas de subsaharianos
Por un lado, el alto precio de las licencias para pescar ha hecho que casi todas ellas hayan sido concedidas a empresas occidentales y que los caladeros estén sobreexplotados.
Este es uno de los motivos por el que los pescadores senegaleses se han quedado sin trabajo y deambulan por la costa buscando algo para su futuro.
Además, la sequía que castiga el interior de Senegal ha hecho que la mayoría de sus jóvenes se vean obligados a marcharse a las grandes ciudades costeras, como Dakar.
Los mismos observadores internacionales apuntaron a este periódico que, actualmente, se pueden contabilizar numerosos grupos de personas en busca de una plaza en cayuco. Estas bolsas de africanos son de distintos países subsaharianos y ahora se aglomeran, sobre todo, en el norte de Mauritania, donde existe menos vigilancia.
Los candidatos a la emigración son cada vez más jóvenes y en los cayucos llegan decenas de menores. En el último, al menos 25 eran niños.
Canarias tutela a 1.400 menores inmigrantes no acompañados y ha propuesto al Estado que los centros de las Islas acojan a un máximo de 500 para poder atenderlos “con garantías”.
Además, Canarias apoya la modificación de la Ley de Extranjería en materia de menores, puesto que ahora se les trata como niños desprotegidos, igual que a los nacionales abandonados, cuando, según explicó Rojas, no tienen el mismo paralelismo.
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