LA CONSULTA
¿Hasta qué punto la responsabilidad es de los jugadores?
La Vanguardia, , 02-10-2008ERNEST FOLCH – Editor
Empezaré por el final: no es culpa de los jugadores, es culpa de todos. Recuerdo que en la nefasta noche del 23-N del 2002, justo cuando Luis Figo se disponía a tirar un córner, muchos decidimos que se había traspasado la delgada línea roja que separa la rivalidad de la violencia. En el preciso instante en que Figo levantó la mano y abandonó el córner, en medio de una triste lluvia de objetos, sentí una profunda repulsa de todo aquel ambiente, de aquella violencia excesiva. Me produjo vergüenza la sensación de que todos éramos cómplices de los violentos, y decidí que nunca más volvería al campo para silbar a nadie. Todavía hoy oigo la autojustificación de que Figo fue un provocador, cuando en realidad se limitó a hacer su trabajo: jugar al fútbol. La culpa no fue de Figo, como tampoco lo es ahora de Piqué y Henry. Figo y Piqué jugaban, juegan, en un contexto donde silbar, insultar, gritar y menospreciar está incluso bien visto. Los campos españoles están llenos de energúmenos, banderas preconstitucionales y gritos racistas, pero, ¡ay!, ahora resulta que son los jugadores los que encienden los ánimos porque celebran el gol con no se sabe muy bien quién. Por supuesto que no era el mejor momento para hacer aquel gesto, pero sería ingenuo esperar que todos tuvieran la inteligencia y la personalidad de Pep Guardiola cuando decidió no saludar a su afición. Guardiola aguantó la mirada porque sabe que pertenece a un club que lucha desde hace ya muchos años contra esta violencia. Joan Laporta, con Soriano, Vicens o Ingla emprendieron una cruzada sin precedentes contra los grupos violentos. He oído estos días una frase muy repetida: ¿tiene que pasar una desgracia para que tomemos medidas? Esta vez es una pregunta sin fundamento porque no ha pasado ninguna desgracia, y en cambio se ha abierto un debate profundo sobre los radicales en el fútbol. No debemos de estar tan mal si somos capaces de iniciar el debate sin que haya ni un solo herido y contamos con un club pionero en elmundo en la lucha contra la violencia. Pero no equivoquemos el debate: no empecemos con los jugadores cuando deberíamos empezar por más arriba, por todos lo clubs que todavía no han hecho los deberes.
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