Los centros de internamiento de inmigrantes en Canarias, colapsados tras la nueva oleada de llegadas Detrás del supercayuco que anteayer llegó a Tenerife batiendo todos los récords está Mauritania, un país que ha dejado de hacer los deberes en la lucha contra la inmigración ilegal, sobre todo desde el golpe de Estado que se produjo en agosto. La secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, admitió ayer que falta «colaboración» de las autoridades mauritanas para cerrar el que es el principal coladero de los viajes clandestinos a Canarias.

Rumí confirmó ayer que la barca que transportaba 230 subsaharianos procedía de Mauritania. Fuentes del Ministerio del Interior habían asegurado que partió de Senegal. Es probable que saliera de allí vacía y recogiera a los sin papeles en las costas mauritanas, que no están tan blindadas como las de sus países vecinos.

La secretaria de Estado explicó que, mientras desde Senegal «cada vez llegan menos personas», aumentan los procedentes de Mauritania, donde «la colaboración no es toda la que desearíamos» a causa de la «situación interna muy compleja» que vive el país. Insistió, sin embargo, en que el Gobierno «está estableciendo todos los lazos necesarios para que se estabilice lo antes posible».

La llegada de inmigrantes se ha disparado en septiembre con 1.839 recién llegados, el doble de los que vinieron en agosto. El buen tiempo, según Rumí, tradicionalmente propicia las rutas en esta época del año. La consecuencia es que los centros de internamiento vuelven a «estar sobresaturados» tras esta oleada, según denunció el Gobierno canario.