El rumano que apuñaló a su ex mujer tenía «ánimo de hacerlo» y no iba ebrio

ABC, MERCEDES MARTÍNEZ, 01-10-2008

ALBACETE. En la segunda sesión de la vista oral que se sigue en la Sección 2 de la Audiencia Provincial de Albacete contra el rumano Ion Lacatus, acusado de asesinar, mediante puñaladas, a su ex mujer, Lucica L., y de intentar hacer lo mismo al que fuera su compañero sentimental, Vasile. C., ha cobrado fuerza la idea de que tuvo «ánimo de matar», y que lo hizo «con alevosía, evitando en todo lo posible que la víctima se pudiera defender y con abuso de autoridad». Así lo expresaba, al término de esta sesión, la letrada de la Acusación Popular, Gloria Reales, quien también comentaba que ha quedado acreditado «que el acusado no estaba borrado en el momento de los hechos». Estas conclusiones se obtienen tras escuchar la declaración de varios de los testigos que presenciaron el homicidio ocurrido en la mañana del 1 de junio de 2007 en la calle Rosario de la capital.
Así, Francisco H., ha comentado que vio cómo un hombre corrió «a por la mujer, la pilló, le echaba la mano por encima, a la altura del cuello, sacaba un puñal que llevaba en el bolsillo interior de la chaqueta y le daba 2 ó 3 puñaladas». Otro de los que han declarado, Jesús V.A., se encontraba en la calle Pérez Galdós cuando oyó voces y «ví a dos hombres corriendo; al momento, ví a una señora dando voces, y cómo otro de los hombres el procesado se dirigió hacia ella y le apuñalaba de forma rápida», sujetando y agarrándola, admitía a preguntas del Fiscal. Sobre si pensaba que iba borracho, este testigo ha sido claro al afirmar que «no pienso que fuera bebido porque corría rápido y no se tambaleaba».
También ha declarado el joven menor de edad que acompañaba a Vasile para entregarle unas gafas a su compañera sentimental, tal y como ella le había reclamado por teléfono. Ha confirmado que el procesado «se dirigió a Vasile por la espalda y le clavó un cuchillo una sola vez». Cuando notó el pinchazo, Vasile huyó con su asesino detrás y viendo éste que no podía alcanzarlo retrocedió y se dirigió a su ex mujer, que había bajado en ese momento a la calle, para «directamente clavarle el cuchillo». El joven ha confirmado que llevaba el cuchillo escondido pero «se le veía el mango por la chaqueta»
Por su parte, el portero de la finca donde trabajaba Lucica como empleada de hogar ha subrayado que el acusado acompañaba de vez en cuando a su ex pareja y le subía las bolsas hasta que «en una ocasión me dijo que no le dejara pasar y así lo hice». Ha detallado que Ion L., le suplicaba que le dejara entrar pero él no lo hacía. Nunca le vio borracho ni con malos modales. Eso sí, en alguna ocasión lo había visto «escondido». Aunque el acusado ha pedido intérprete por afirmar que no habla ni entiende bien el castellano, el portero del inmueble ha explicado que en todo momento hablaban en español y se «entendían bien».
La herida en el tórax, mortal
Tres son las heridas con arma blanca que recibió Lucica. Los médicos forenses que realizaron el informe de la autopsia han confirmado que recibió una «cortante en la mano porque intentó defenderse», y dos «erosiones», una en el tórax producida por arma, cuya punta penetró 15 centímetros; y otra, en el abdomen, muy superficial. Estas últimas son heridas «no fortuitas, producidas con una fuerza considerable». La más grave, la «mortal por necesidad», fue la herida en el tórax que le produjo «hemorragia masiva con sección de vasos múltiples intercostales».
El juicio se reanuda esta mañana con más pruebas periciales y las conclusiones finales de los letrados y el Fiscal. En principio se piden penas que van desde los casi 30 años de cárcel a los 46.

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