Eduard Carreras, de 24 años, se vistió con camiseta del Barça y una chaqueta blanca y se fue a Montjuïc a presenciar el derbi con Sergi y Carles. Después del partido tenía que pasar por Rubí a por su novia para volver a Girona. No pudo. Nada más acabar el partido, fue detenido por unas fotografías, ya que desde su zona se lanzaron las bengalas. Sólo a él. A sus amigos no. “Según explican, ellos no fueron al bar Virginia ni subieron con los boixos nois. Antes de entrar les registraron dos veces, no les encontraron nada y una vez dentro se sentaron en el asiento que indicaba su entrada”, asegura en conversación con este diario su padre, que en 72 horas sólo ha podido hablar dos minutos con su hijo, ayer. “Ha necesitado atención psicológica en la cárcel. No entiende nada porque él no ha hecho nada. En las imágenes se ve como un joven se agacha tras él y coge una bengala y la lanza. Él se pasó casi todo el partido enviando mensajes a su novia con el móvil. El vídeo le exculpa totalmente”, revela Eduard padre. “Yo creo que la justicia debe ser contundente y estoy en contra de la violencia, pero también pido al juez de instrucción y al fiscal que se miren el vídeo, porque no lo han visto, y vean que mi hijo no tiene una actitud violenta”, denuncia. “Por la presión mediática, han cogido un chivo expiatorio. Y a mi hijo, que lleva 8 años trabajando en la misma empresa, le han jodido la vida”, se queja. A Eduard padre no le queda más que confiar en la justicia. “La gente que conoce a la familia nos está llamando, pero para apoyarnos y no para decirnos que mi hijo es un animal”.