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El cayuco del récord

La Voz de Galicia, 01-10-2008

Primero fue el avión que voló a Gambia con inmigrantes deportados y regresó a España con idéntica carga; luego se hundió la valla que defiende Ceuta del acoso de sus vecinos y por fin llega a Canarias el padre de todos los cayucos. Una semana movida que pone de manifiesto, excepto por lo de la valla, de causa meteorológica, lo precario de las relaciones con los países subsaharianos.

Aunque el cayuco se achaca a los mauritanos, es más creíble que su origen estuviera más abajo, entre Gambia y Bissáu. En cualquier caso, cayuco y avión están más relacionados de lo que parece, ya que en ambos casos faltó motivación económica. Un cayuco de treinta metros de eslora con 230 inmigrantes ha batido todos los récords, pero de descaro, ya que cuanto más grandes menos se ven.

No serán los gambianos quienes tiren la primera piedra, después de haber fortalecido su servicio de inteligencia, la siniestra NIA, dedicada básicamente a espiar a la oposición política, con fondos europeos destinados a la lucha contra la inmigración ilegal. En una nueva vuelta de tuerca, ahora se exigen esos maletines de los que nadie confirma su existencia pero que «habelos hainos». El mercadeo a costa de vidas de inmigrantes ya parece una economía emergente allá donde Wall Street palidece. Europa, y España en particular, tienen que enfrentarse a los demonios que han creado. Una mejora estadística no puede forjarse a costa de despreciar los derechos humanos, fomentar la corrupción, halagar a golpistas, financiar prácticas dictatoriales y, lo peor, generar un tampón de miles de marginados atrapados en medio del camino.

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