Resulta totalmente comprensible que los voluntarios de la Cruz Roja no dieran crédito a lo que veían: el mayor cayuco de la historia, con 230 inmigrantes procedentes de Senegal, Mali y Guinea – Conakry, llegó ayer a las costas de Tenerife. Los encargados de acoger a los sin papeles que arriban a Canarias nunca habían visto un cayuco con 30 metros de eslora. La Policía no deja de sorprenderse de la capacidad que tienen las organizaciones mafiosas para burlar las medidas de control en los países de origen y aumentar su lucro a costa de los inmigrantes que quieren alcanzar el Paraíso en un viaje expuesto a todos los peligros. Las dimensiones del gran cayuco indican que las mafias construyen embarcaciones cada vez más grandes, aunque los inmigrantes viajan igual de hacinados. Horas más tarde, otra embarcación con un centenar de magrebíes llegó a una playa de Gran Canaria. En un sólo día, pues, desembarcaron en Canarias 330 inmigrantes sin papeles. A pesar de que el Gobierno llegó a acuerdos con los países africanos de procedencia de los cayucos, parece que los controles en origen se han relajado. Hace sólo unos días, Gambia rechazó un avión con un centenar de personas que eran devueltas a su país. De hecho, entre enero y septiembre han alcanzado las costas canarias 5.392 inmigrantes, mil menos que en el mismo periodo del año pasado. Bien es verdad que si los cayucos son tan grandes como el que llegó ayer, pronto se igualará o superará esa cifra.